Vinagreta de tomate para pescados, ensaladas, verduras asadas o carnes de cerdo

El mundo de las vinagretas, como salsas para acompañar platos muy variados —y no solo ensaladas o como aderezos simples— es inmenso. A la vinagreta clásica de aceite de oliva y vinagre blanco se le pueden añadir un montón de productos que la convierten en diferente y novedosa, para encajar mejor con algunos alimentos.

La vinagreta de tomate necesita un tomate pelado (bien escaldado un minutos para quitarle la piel con facilidad o bien pelado con cuchillo), aceite de oliva, vinagre blanco y pimienta. Si no tenemos tomate maduro, es un ¡a mala decisión, pero un tomate en buena conserva de los que están enteros, funciona bien.

Cortamos en trocitos muy pequeños el tomate; pero no puré, trocitos pequeños. 

Y en un bol o vaso grande mezclamos un vasito pequeño de aceite de oliva junto a dos cucharaditas de vinagre blanco, el tomate muy picado y unos golpes generosos de pimienta negra recién molida. 

Dejamos la mezcla como media hora a macerar y ya está lista para servir.

Pescados, caracoles a la plancha, ensaladas, verduras asadas o a la plancha o incluso carnes de cerdo pueden ser sus destinatarios.

¿Algo más potente? Pues unas gotas de salsa picante (hay mil clases) encajan perfectamente. Un poco de tomillo u orégano seco también.