Menú del Día sin información suficiente

A veces los menú de los restaurantes baratos son simplemente incapaces de mostrar la verdad. Mucho cuidado pues hya muchos lugares para elegir, aunque solo paguemos 10 ó 15 euros. El dinero siempre es nuestro. Si no son capaces de decir qué nos ponen para comer, no entremos.

Pote asturiano o pote gallego rápido y muy fácil de hacer

A veces un gran plato se puede hacer con poco conocimiento de cocina. Este pote gallego, asturiano o del norte de España, un típico cocido montañés de muchas horas de cocina, se puede hacer en pocos minutos y con muy pocas técnicas, empleando conservas a las que vemos a trabajar un poco.

Con un bote de fabada de kilo vamos a realizar un pote asturiano que en nada nos recordará que estamos empleando conserva.

En una olla exprés vamos a colocar un trozo de jamón serrano no muy grueso, junto a un puñado de oreja de cerdo ya cocida de esa que venden al vacío o un poco de costilla de cerdo. Junto a unos 150 c.c. de agua pondremos a cocer en la olla exprés unos 15 minutos.

En otra olla pondremos el contenido del bote de conserva de fabada asturiana a la que añadimos un tercio de otro bote de acelga cocida pero escurrida. Revolvemos.
Una vez cocido el jamón y el cerdo añadimos junto al caldo resultante a la olla donde está esperando la fabada. El jamón cortado en trozos pequeños.

Si queremos añadir patata podemos dejar esta a cocer en trozos pequeños junto al jamón durante unos 15 minutos pero con la olla abierta.

Mezclado todo, dejamos cinco minutos que hierva el conjunto en su olla para que se sumen los sabores. Se rectifica de sal si hiciera falta, y a servir.

Huevos crudos con vino quinado o vino rancio

En los años 50 y principios de los 60 todavía éramos muchos los niños españoles que pasábamos si no hambre, si algo de necesidad. No se podía comer de todo y las carnes o pescados eran un lujo. No para todos, aviso.

Muchos de nosotros recibíamos de nuestras madres un complemento que nos daban en las meriendas de aquellos días en los que se veía que se había comido “poco” no por falta de hambre sino por falta de comida.

Cogían un huevo crudo, lo batían con una cucharada de azúcar, le ponían una cucharada sopera o dos de leche y otra cucharada de vino quinado, rancio, moscatel o vermut. Aquella mezcla estaba buena si no pensaban en los “mocos” de la clara mal batida, pero sin duda aun llevando alcohol, era una forma de tenernos fuertes cuando las proteínas y la formación alimentaria no era todo lo adecuada.

Banderilla o tapa de pepinillo y bonito en escabeche

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Nada como volver a los sabores viejos, a esas cosas sencillas que han funcionado siempre, a las tapas o banderillas de nuestros abuelos que siguen estando en algunas tabernas con nombre.

Un pepinillo no muy fuerte, mejor si es agridulce para cambiar un poco. Cortado por la mitad y “embocadillado” con un bonito en escabeche aunque yo lo prefiero en aceite de oliva. Una piparra o guindilla vasca que casi no pique, un ajo en vinagreta, algo de pimiento rojo y una alcaparra o alcaparrón. Unas gotas de aceite de oliva para darle lustre y a comer. 

Con un bote de bonito de los de cristal, que sería lo más caro puedes hacer 6 u 8 banderillas como esta. Así que por poco más de medio euro la tapa puedes quedar de maravilla.