Los gofres belgas son los auténticos. Y rellenos

Los gofres belgas son los auténticos, no tengáis duda. Los gofres americanos fueron posteriores, una copia de la receta europea que llevaron los holandeses y a los que les han realizado algunos pequeños cambios. Aquí podéis encontrar la receta de los gofres belgas, para intentar hacerlos en casa. Recordar que se comen calientes, que aunque se pueden tomar sólo con la masa recién sacada de la gofrera, lo lógico es añadirle elementos por encima que es lo que realmente los convierte en un maravilloso postre. Como mínimo una capa de nata montada y unas rayas de chocolate negro para disimular. Os dejo una imagen de un escaparate de una gofrería de Bruselas, donde por 1 euros te pueden servir la base del gofre vacía, sólo el pan dulce, y que con los ingredientes que tú mismo elijas llega entre los 4 y los 7 euros el gofre.

Caracoles o escargot como los hacen los franceses

Estos clásicos caracoles franceses, en este caso de un restaurante de Bruselas pero con cocina francesa, es la clásica forma de servir los escargot o caracoles, de una especie bien diferente a los que se toman en España, y cocinados de otra forma. Ellos tras ayunarlos como en España para que suelten excrementos, los lavan también muy bien y los escaldan en agua hirviendo para matarlos. Tras esta operación los sacan de las conchas, las quitan las partes finales de las tripas y ponen la carne a cocer en un caldo corto generalmente de pollo o carne suave. Una vez ya blanda la carne del caracol, vuelven a poner cada uno de ellos en una concha y les ponen a modo de tapadera un poco de mantequilla salada con ajo y perejil. Y los ponen al horno o a las brasas para que se terminen de unir los sabores del caracol cocido junto a la mantequilla de vaca y el ajo y perejil. Un aperitivo, entrante o primer plato, digno de un aplauso, sin duda.

Hablemos del chocolate como vicio maravilloso

Ahora que llevo unos días por Bruselas y observando por obligación imposible de evitar las centenares de tiendas que exclusivamente venden chocolate en esta bella ciudad belga, y tras visitar algunas de estas chocolaterías sobre todo para impregnarme de olor y picar algunos detalles de vicio de sabores, a uno le viene el recuerdo histórico de que al primer lugar a donde llegó el cacao desde América con la fórmula original para hacer el chocolate fue a Aragón, al convento cisterciense del Monasterio de Piedra, allá por el año de 1524 aunque no fue hasta 1534 cuando se tiene constancia de la primera receta de esta bebida amarga al principio y a la que se le podían añadir hierbas, aromas y especies, picantes y saladas hasta que se introdujo el azúcar como elemento que supo agradar definitivamente a todos los que lo probaban. Bebida por cierto, que siempre fue considerada como vigorizante, saciante del apetito e ideal para ir a largas y duras jornadas de trabajo. ¿Y por qué el chocolate no goza de una apreciación en Aragón como disfruta a nivel mundial en Francia, Bélgica, Alemania o Suiza? 

En Bélgica se vanaglorian en emplear sólo aceite de cacao en sus recetas de chocolate, sin ningún añadido de aceites vegetales de ninguna clase, lo que le confiere su delicado sabor y sobre todo el resultar tan suave en boca que logra que el chocolate se deshaga con la propia temperatura del cuerpo humano. Pero hasta el año 1857 no se empezó a fabricar chocolates en Bruselas en una confitería farmaceútica que todavía existe en el centro de Bruselas, en las Galerías St. Hubert. ¿Y donde está el éxito de Bélgica con el chocolate, sólo en utilizar manteca de cacao? Pues no. En realidad la comercialización de los productos es el gran éxito de las ventas. Ellos fueron los primeros que realizaron el chocolate relleno, el ya clásico "bombón" de dos texturas, duro por fuera y blando y con otro sabor en el interior. Y también fueron los que inventaron la comercialización en cajas en vez de en cucuruchos. Hoy los sabores del chocolate son muchas decenas. Con frutos secos o con frutas escarchadas, con especies o muy diversas mezclas de texturas o grados de dulzor, con menta o guindilla, con sal o con canela, con café o con licores. 

Y que no se nos olvide que estamos hablando siempre del chocolate europeo, dulce y nada amargo como todavía se toma en Mexico y algunas zonas de América. Y que incluso en Europa no se toma igual en España que en Suiza o Bélgica. El clásico chocolate a la taza sigue siendo un regalo al sabor que como en España no hay lugar a comparar. Sea chocolate con churros o con pan frito y azúcar en baritas. O incluso con tostada de pan al horno con un toque de ajo refrotado sobre la miga en caliente.

Detalles de la gastronomía belga habitual

Todos los que viajamos a Bélgica nos acordamos de sus cervezas: fuertes, oscuras, tostadas y amargas, o afrutadas si prefieres algo diferente. Pero la gastronomía de Bruselas es mucho más que la cerveza y los chocolates. Las sopas de pescado que en realidad son cremas, pues suelen llevar pasados por la batidora los pescados hasta formar una contundente crema espesa y muy sabrosa con algunos toques de ajo y de verduras, y que son un detalle gastronómico menos conocido. Se venden mucho los mejillones cocidos con apio y cebolla pero es el vino blanco o la cerveza en su cocción el que da el toque diferente. Se habla de sus carnes vacunas a la plancha o a la brasa y es verdad que están maravillosas en su punto o un poco menos. O sus carnes cocidas en cerveza hasta formar una salsa espesa y oscura que está mejor todavía que la carne.

Pero hay otro detalle que nadie nombra y marca diferencias. Las ensaladas. Verdes y muy sabrosas, con legumbres diminutas o con trozos de quesos muy variados, con salsas contundentes donde la influencia de la India se nota con las natas. Un detalle es que las ensaladas se forman con trozos muy pequeños de acompañantes y con verduras de lo más sabrosas, algo que sorprende pues las mismas en España saben menos. Sin olvidarnos de los encurtidos con verduras, sean pepinos, calabacín o berenjenas. Pero con el añadido de lentejas caviar, quinoa, arroz salvaje, garbanzos, guisantes, judías o habas diminutas o alguna pasta pequeña o incluso fideos finos, configura una ensalada diferente y cuando menos simpática.  ¿Y les he hablado del salmón ahumado como de los mejores que sirven en España a granel, y no de esos de sobres de 80 gramos que en realidad no saben a nada? Eso si, los embutidos y los café de todo tipo están muy lejos de los españoles, pero todo no puede ser mejor. Y nunca pidáis chocolate a la taza, pues aquí se creen que es leche con ColaCao y nada más.

Un single malta Yamazaki por 495 euros la botella

Quien dijo que un buen whisky de malta no puede costar un precio complicado de pagar? Este es el ejemplo, sacado de una licorería de Bruselas. Whisky Malta de la marca Yamazaki a un precio que puede sorprender. Casi 500 euros una botella de malta de 18 años. Prohibido tomarlo mezclado con nada. Hay que reconocer que este whisky está considerado de los mejores del mundo.

No hay que preocuparse por el precio de la imagen, pues el Yamazaki Mizunara embotellado en el año 2013 con 48 grados puede salir en tienda por casi los 2.000 euros la botella de 70 cc. Es un whisky con mezclas de sándalo y aloe del que ni en fábrica quieren decir cuantos años ha estado en barrica, para no dar pistas.

Menú del día o turístico, barato y de calidad, en el centro de Madrid

El mantenimiento de los menú del día de una cierta calidad y un precio ajustado es un aliciente para el turismo barato o medio, y sobre todo una gran posibilidad de competir contra las cadenas de comida rápida que inundan nuestras calles céntricas. Pero es cierto que un menú del día para ser bueno y a un precio ajustado debe disponer de unas características muy estudiadas, donde el número de comidas y el conocer bien la economía gastronómica es importante. 

Os dejo un ejemplo muy conocido en Madrid. De hoy mismo cenca de la Plaza Mayor. Con IVA, vino y gaseosa, postre de dos tajadas de melón más café como suplemento, por 10,50 euros. De primero unas alcachofas con jamón. De segundo una fritura de pescado (seis variedades) con ensalada o patatas fritas.

Flores de Carnaval o manchegas. Entroido. Postre de fritura árabe

Esta imagen nos muestra detrás de una máscara de Carnaval un postre madrileño y manchego, las llamadas "flores de Carnaval" o "entroido" que es una fritura de masa líquida que se realizan desde tiempos creemos que árabes empleando una especia de molde de hierro con una larga asidera y con la forma de la flor, que bien caliente en aceite se mete en el bol con la masa casi líquida hasta que se impregne de ella el metal y se traslada el hierro con su mango a la sartén con el aceite caliente, donde al freirse la masa se suelta de la herramienta de hierro formando unas flores según el dibujo que tenga la pieza metálica. 

Son tiempos de entrada en carnavales y de probar estas "flores manchegas". Una vez fuera del aceite se le añade azúcar con canela o se pasan por un plato donde haya chocolate líquido, para cubrirlas en todo o en unos milímetros de esta detalle de casi lujo, pues es un plato muy sabroso.