Pequeños consejos para la cena de Nochebuena o Nochevieja

Disfrute lentamente de la cena, no hay que tener prisas en saborear nada, si lo toma lentamente sabe más.
La decoración de la mesa es importante. Unas velas, unas hojas secas sobre la mesa, un mantel de color llamativo o en tonos crudos según el tipo de cena que servirá, una cristalería completa, ayudan a dar ambiente.
El marisco algo caliente, está mejor y más sabroso.
Unos entremeses tipo tapas, en bandejas que van saliendo de cocina según se toman es una agradable manera de sorprender a sus comensales. Nunca saben qué viene después ni cuando acaba el servicio. Sepa elegir el orden con arreglo sobre todo a que no tenga que trabajar usted mucho. Primero los fritos, luego los fríos o cocidos y por último los de horno.
Tomar cava seco durante toda la cena es una opción muy recomendable y si no se sale de marca y tipo de cava durante toda la noche, su cabeza se lo agradecerá. Mejor brut que semidulce para la cabeza. Mejor marca que ya conozca que otras de gran postín pero que no sepa cómo sientan sobre su dolor de pelota.
Un suave coctel de bienvenida ayuda a abrir los jugos gástricos, también un aperitivo en vinagre.
Servir diversas formas de pan, diferentes tipos de pan, queda muy elegante. Nunca se toman, pero queda muy enmarcado y ayuda a valorar la totalidad de la cena.
Curiosamente muchas familias mantienen una tradición, un producto que repiten año tras año, cocinado de la misma forma o de diferente manera. No pierda estas opciones que sirven para enmarcar a la familia.
Recuerde que un asado requiere tiempo, que para noches de poca atención no es lo mejor, pero si ha decidido cocinar asado, riéguelo con alegría y lo deje en el horno a fuego no muy fuerte, para que la carne no quede dura, al menos una hora u hora y media por kilo, según carne.
Junto a los turrones puede servir bombones, frutas de Aragón, frutas tropicales o unas nueces y avellanas. En la novedad puede estar el gusto que se recuerde más.
Prohibido discutir en la sobremesa, es de mala educación y no sirve de nada. Además las discusiones en días señalados duran muchos más meses o incluso años que las realizadas en días normales.

Moretum (Moretvm) romano, una receta de paté de queso muy antigua

Esta es una receta de la cocina romana, que se servía como entrante para hacer boca en las cenas, que eran la comida importante de cada día, de las gentes libres y ricas. El Moretum o Moretvm era una especie de pa´te de queso de oveja o de cabra, que al quedarse seco se le añadía hierbas aromáticas, ajos y aceite de oliva hasta convertirlo en un paté que servían sobre pan.

Vamos a poner en un mortero dos dientes de ajo gordos y pelados cortados en lonchas y añadiremos como unos 100 gramos de queso de oveja algo seco, rallado en casa o cortado en trozos pequeños si no podemos rallarlo. Añadimos dos pizcas de sal gruesa y machacamos todo con el mazo del mortero, mezclando los ingredientes de forma ligera. A continuación añadimos unas hojas de tomillo junto a otras de menta y un picado de perejil, seguiremos mezclando y en este punto añadiremos aceite de oliva virgen muy de poco en poco, mientras vamos machacando todo y mezclándolo hasta hacer una pasta tipo paté, ligado y muy espeso. Cuando ya lo tengamos terminado le añadiremos unas gotas de vinagre blanco para darle el toque final y lo terminaremos de mezclar.

Todo se sirve como hacemos con el paté, sobre una lámina fina de pan seco.
Podemos beber una cerveza a temperatura ambienta, aunque los romanos se la tomaban caliente, pero no se trata de sufrir.

Receta del vino caliente de los romanos, Conditum Paradoxum

El vino caliente más antiguo, con más de dos mil años a sus espaldas, es una mezcla que se deja en maceración, de un litro de vino junto a una cucharada sopera de miel que mezclaremos en el vino mientras se calienta al fuego pero nunca dejando que hierva el líquido para evitar que se nos vaya el alcohol, y al que añadiremos unos granos de pimienta negra y unas hojas de laurel. Se deja todo en maceración al menos dos días, apagando el fuego y dejando que se vaya enfriando la bebida.
El vino de entonces era tinto y por eso seguimos recomendando vino tinto, pero un vino blanco encaja muy bien en esta receta. Lo mezclaban con resina de pino, con frutos secos o dátiles, con regaliz, con sal, con agua de mar o incluso con mirra e incienso. Siempre con miel y con especies y por ello hemos dado una versión sencilla, peor si alguien se quiere acercar hasta el parque de su cuidad y rascar algo de resina de un pino para probar, que nos cuente cómo le va después de beberlo.
A la hora de servir se filtra y se sirve caliente, dicen que entre 60º y 70º de temperatura. Bebida antigua para inviernos duros y sin calefacción.

Botella de té verde, muy cara, muy cara. Carísima.



¿Quién dijo que el vino puede ser caro? 

No abundan mucho, pero al igual que hay vinos caros parece ser que también hay té verde embotellado de carísimo. 

Esta botella de 750 ml de té verde de la marca MASA cuesta la friolera de 210.000 yenes (1.900 euros). Si alguien quiere comprar una botellita de esta delicia aquí podéis encontrar el email de contacto  

 

Copos de chocolate, maíz y almendra, Knusper-Pralinen Marbello

De la marca Schlecker, que además de tienda de productos de limpieza o belleza comercializa algunos productos alimenticios alemanes, os dejo hoy la imagen de unos bombones o copos de maíz con almendra picada y chocolate que están excelentes de sabor, no muy dulces, buena textura, muy crujiente y con excelente presentación para unos postres junto a un café o unas tisanas.
El 76% es chocolate con leche, que sirve de aglutinador a una mezcla de copos de maíz y de almendra picada, en dos paquetes de 100 gramas cada uno, envasados de forma individual y que van ambos en la cajita que os dejo de imagen, comercializada con la marca Marbello. Su precio es inferior a los dos euros en Alemania, pero desconozco el precio al que se vende en España.

Ensalada turca o ensalada Çoban Salatası o Choban. Ensalada del pastor

La ensalada Çoban Salatası llamada a veces ensalada choban es una ensalada de la cocina turca tradicional, muy popular en Turquía y Chipre que se toma preferentemente en verano. El nombre de esta ensalada en turco significa "ensalada del pastor" y se sirve para acompañar los platos de entrantes o aperitivos.

Mezclaremos dos tomates cortados en cubos de un centímetro de lado (esta ensalada todos los ingredientes tienen más o menos el mismo pequeño tamaño) junto a dos pepinos pequeños (a los que les habremos quitado algo de la piel y los culos de la fruta para que no amargue) y un par de pimientos verdes a ser posible carnosos. 


Añadiremos luego una cebolla en igual tamaño y un picado de unas ramas de perejil y otra de menta fresca. Salaremos al gusto, algo mejor será pasarse un poco que quedarse corto y aliñaremos generosamente con aceite de oliva virgen extra más el zumo de uno o dos limones. Un toque de pimienta negra le va muy bien.

Así de sencillo y refrescante. Así de fácil viajar a Turquía desde tu salón.

Salsa básica de pescado vietnamita. Cham Nuoc.

Vamos a realizar una salsa básica de Vietnam llamada Cham Nuoc (nước chấm) y que la podemos utilizar para servir unos rollitos primavera o unos filetes de pollo o unos filetes de pescado frito o a la plancha. Es muy sencilla de hacer y vamos a emplear ingredientes básicos.

Vamos a empezar por mezclar tres cucharadas soperas de zumo de limón (o dos de zumo de limón y una de vinagre blanco) con dos cucharadas soperas de azúcar, dos cucharadas de agua y tres cucharadas de caldo de pescado (nuestro o de caja).

A todo esto le añadiremos un par de dientes de ajo muy finamente picados y una guindilla cayena roja a falta de chiles auténticos, que picaremos en un mortero hasta hacer una pasta.

Dejaremos la salsa como un par de horas a que macere, antes de servir. A partir de ese momento la podemos utilizar para aderezar una ensalada, unos rollitos, un arroz o fideos cocidos, una pechuga o un pescado a la plancha, unas verduras al vapor.

El único inconveniente es tener una sopa de pescado potente y con sabor. Aquí como método más sencillo se puede recomendar utilizar sopa de sobre de pescado y hacer la sopa con una cucharada sopera de polvo del sobre en un vasito de agua pequeño al microondas, o emplear como hemos comentado antes sopa de caja de cartón, pues no es un ingrediente básico. 

Lo lógico sería hacer una buena sopa de pescado con cangrejos, pescado de roca, etc. pero esto resulta más costoso en tiempo y dinero. O incluso se puede también comprar salsa de pescado, que se puede encontrar en algunas tiendas especializadas en productos orientales.

Qué es el Airan o Ayran. Bebida de bienvenida de los beduinos y árabes

El airan o ayran es una bebida refrescante que se ofrece a los visitantes nada más llegar a una casa beduina, como ofrecimiento de bienvenida, sobre todo en Turquía y algunas zonas del norte de África. Es una bebida muy sencilla de hacer en casa como un cóctel de bienvenida, para preparar a los visitantes para una comida árabe.

Mezclaremos con una cuchara larga de madera en una vasija de barro o cristal: tres yogures naturales junto a dos vasos de agua, una cucharadita pequeña de sal y el líquido de unas hojas de menta a las que habremos machacado antes en un mortero con algo de agua para sacarles el sabor y que colaremos a la hora de añadirlas a la bebida.

Para empezar a conocer esta bebida tal vez sea mejor empezar por una mezcla menos contundente: con dos yogures y 600 cc de agua. Será más fácil de ir acostumbrándonos a estos sabores.

Serviremos en un vaso con unos cubitos de hielo para que esté la bebida fría. El resultado será una bebida algo espesa, en donde las hojas de menta sencillamente le añaden un ligero toque refrescante.

También se puede añadir unas gotas de limón para que sea algo más ácido e incluso un pequeño golpe de ajo machacado junto a las hojas de menta.

Sopa vietnamita de Maggi. Contundente y distinta

Es normal encontrar en supermercados franceses o ingleses sobres de sopas muy variados, mucho más que en el mercado español, de marcas muy conocidas en España, pero que no comercializan en nuestro país estos mismos productos.

Suelen ser sopas diferentes a las que conocemos por  aquí, a veces picantes, muchas veces espesas y con gran cantidad de verduras liofilizadas, dando lugar a sopas contundentes y con nuevos sabores.

Os deja la imagen de una muestra de sopa vietnamita de Maggi, con un precio inferior al euro y comprada en Francia. Es una sopa picante en su justo término, con verduras y soja germinada, que se hace en muy pocos minutos.

Una lástima que en el mercado español no se quieran comercializar estos sobres de sopa en un mercado como el español, que admitiría nuevos sabores y en donde no sería tan costoso la introducción de estos nuevos productos que ya se fabrican. Es simplemente problemas de distribución comercial.

Menestra de verduras para los que no saben cocinar nada y quieren quedar bien

Yo prefiero preparar la menestra de verduras con productos naturales del momento, aunque a veces caigo en la pequeña trampas de utilizar de forma rápida y sencilla las diferentes bolsas de verduras ya congeladas pero compradas por separado, y no utilizar casi nunca el preparado de menestra de verduras, que pocas veces es completa, aunque las buenas marcas si que tiene productos buenos. 

En una olla rápida o exprés meto o una bolsa de menestra congelada de kilo o (insisto en que yo elijo poner estas verduras congeladas elegidas por separado y a mi gusto) un puñado amplio de guisantes congelados, otro de judías verdes congelados, un puñado de alcachofas congelados y media docena de espárragos congelados cortados. 

A todas estas verduras congeladas (hayamos elegido el tipo de verduras congeladas que hayamos elegido), les añado una patata mediana cortada en daditos, una zanahoria grande cortada en medias lunas finas (es la verdura más dura de todas), y si se quiere completar con más verduras, algo de calabacín, de apio, coles de bruselas, de coliflor o incluso de berenjena.

Le pongo a todas las verduras (sean las de la bolsa de menestra congelada ya terminada o la mezcla personal de verduras) un vaso de agua, un vasito de tomate natural, sal, una pastilla de caldo de carne, un par de cucharadas de aceite de oliva, medio filetito de jamón finamente picado y unos golpes de pimienta negra. Lo remuevo todo y cierro la olla rápida.

Cuando empieza a pitar la olla la apagamos y la dejamos en el fuego eléctrico hasta que se enfríe. Si es en fuego de gas dejar unos 5 minutos.

Abrir y servir. Así de sencillo. Meter todo en la olla, cerrar, abrir y servir. ¿Quieres quedar bien? Pues un huevo duro servido por encima y cortado a rodajas da un toque distinto. Incluso si no has puesto espárragos, una lata de tallos de espárragos que haya cocido 5 minutos finales con la menestra le añade un toque de sabor.

Relleno de empanadillas argentinas de carne

Muchos de nosotros hemos probado empanadas argentinas o empanadillas argentinas de carne… y nos han parecido buenísimas. Si, son distintas. Veamos qué contiene para poder hacerlas en casa, pues son muy sencillas.

En una sartén sofreímos un pimiento rojo y una cebolla pequeña finamente picadas ambas verduras junto con una cucharada sopera rasa de pasas sin pepitas que habremos tenido antes una hora en agua templada para que se rehidraten. 

Cuando la verdura esté pochada añadiremos otra cucharada rasa de aceitunas verdes sin hueso fileteadas, un poco de comino en polvo, unos golpes de pimienta negra y una cucharadita de pimentón (dulce o picante, según gusto, yo prefiero dulce) más dos cucharadas rasas de tomate triturado. 

Damos una vueltas y añadimos medio kilo de carne de ternera picada que refreiremos junto al resto durante al menos 20 minutos. Que no se quede muy seco el relleno, y para ello igual hay que añadir más tomate.

Con este relleno es con el que haremos las empanadillas en masas circulares que ya venden preparadas, tipo "La Cocinera". Las freiremos en aceite abundante muy caliente, mejor en freidora y, a comer. Si quieres también se pueden hacer al horno a 180 grados y  así te saldrán menos aceitosas.

Trucos para mejorar un risotto de setas, un arroz de sobre

Para los que deseen hacer un risotto de setas en casa sin muchas dificultades, les presentamos un sobre de risotto de setas, casi totalmente terminado y a un precio muy ajustado.
Si se hace bien sirve para dos personas aunque si la añadimos arroz de casa más su parte proporcional de agua podemos hacer un arroz para tres comensales sin problemas.
En este tipo de sobres preparados es importante cumplir con el líquido que nos indican en el sobre, en este caso 700 c.c., pero yo suelo poner en vez de agua del grifo, unos 250 c.c. de leche y el resto de agua. Mejor todavía si en vez de lecho ponemos en el agua de cocción nata de cocinar.
Es importante remover de vez en cuando para que no se pegue y cumplir los 15 minutos que marca de tiempo de cocción y dejar reposar 2/4 minutos antes de servir.
Yo en el momento de retirar de la cocción le añado por encima queso rallado que se va fundiendo con el calor que le resta al arroz en esos minutos de espera, de reposo. También en vez de leche o nata se le puede añadir al agua de cocción del arroz vino blanco, y en este caso yo pondría a cocer el sobre con 500 c.c. de agua y cuando esté a medio cocer y el agua casi ya evaporada, es cuando le iría añadiendo el vino blanco poco a poco para que no dejara de cocer el arroz. Variantes de un arroz de sobre, que permite mejorarse.

Puchero de garbanzos con costilla de cerdo y chorizo

Como es habitual en este blog os presento un puchero de garbanzos pero de forma muy sencilla y rápida de hacer, para los que no tienen ni tiempo ni conocimientos de cocina. Es un plato de legumbre muy sonsistente, plato único para una comida y las cantidades que planteo son para tres personas.

En una olla exprés o rápida ponemos dos chorizos de los de guisar, un hueso de jamón y tres costillas de cerdo a ser posible de las que venden ya con pimentón y aliñadas. Si ponemos de las normales tendremos que añadir una cucharadita de aceite de oliva y otra de pimentón dulce a unos 700 c.c. de agua. Para los muy exigentes podemos añadir media cebolla sin cortar y una zanahoria.
Dejamos cocer todo como unos 20 minutos y abrimos la olla.
Añadimos a la ola dos botes de cristal de garbanzos ya cocidos, escurridos de su caldo y lavados ligeramente para que pierdan todo tipo de conservantes del bote.
Dejamos cocer todo junto como unos 10 minutos, removiendo de vez en cuando el puchero, rectificando de sal y añadiendo media pastilla de caldo de carne. Si queremos el caldo algo más espesito, con algo de cuerpo, retirar una docena de garbanzos de la olla, machacarlos bien con un tenedor y añadirlos al puchero de garbanzos para que engorde la salsa.
A servir con un buen tinto crianza.

Aliñar olivas o aceitunas industriales, de tienda, para que sepan diferente

Entre los sabores que vamos perdiendo con la modernidad y la falta de tiempo está el de aliñar las olivas para darles un sabor personal. Las aceitunas como encurtidos de hoy son casi todas iguales, industriales. Pero no hace mucho en cada casa les ponían un aliño diferente y casi secreto lo que las convertía en únicas. 

No digo ya en bares o restaurantes, en donde era impensable que te sirvieron unas olivas o aceitunas de bote o industriales. Todas se aliñaban en el local, por ellos mismos.

El aliño se basa en muy pocos y sencillos pasos. Se puede hacer tanto con olivas negras como con verdes  o encurtidos diferentes y encajan todo tipo de aceitunas. Sin duda unas mejor que otras y cada tipo de oliva requiere adivinar qué les va mejor.

Las lavamos si son de sabor fuerte o las utilizamos tal y como nos las venden si son suaves y las mezclamos con cualquiera de los siguientes ingredientes: limón, naranja, cebolla, ajo, laurel, vinagre, orégano, canela, menta, guindilla, pimienta negra, curry, cilantro, hinojo, pimentón, romero, etc.

Bien mezcladas, las ponemos en un bote de cocina guapo y a ser posible trasparente aunque los de barro encajan muy bien y cubrimos las aceitunas con aceite de oliva o con el propio caldo del boto si son aceitunas compradas ya encurtidas en frasco de cristal. 

Las dejamos un día o dos a temperatura ambiente y luego las metemos en la nevera. A la semana ya se pueden ir sirviendo. El aceite que nos sobra no se tira. Nos puede servir para otro servicio de olivas recién compradas.

Pero también a la hora de servirlas les podemos añadir ajo picado, tomate seco cortado fino, queso en trozos pequeños, unos langostinos cocidos y pelados, unas puntas de espárragos, incluso unas habas en conserva o unos granos de maíz grueso.


Pan Mediterráneo de Mercadona, para desayunos de pan tostado con ajo

Mercadona vende un pan de molde que llama “estilo Mediterráneo”, de la marca Hacendado, que está buenísimo tanto como sale de la bolsa como tostado. Nos puede servir perfectamente para un día que nos quedamos cortos de pan normal o incluso para ciertos platos que requieren un pan diferente.
Este pan lleva en su composición trocitos de tomate seco, aceitunas negras y orégano que le dan un sabor muy especial para comidas de fuerte sabor. Pero si de verdad encaja de maravilla es para desayunos.
Tostamos el pan en una tostadora (lástima que las rebanadas son más grandes que la mayoría de los tostadores) y una vez bien tostado le frotamos un diente de ajo crudo que se va deshaciendo según se pasa por el pan tostado que actúa como si fuera una lija. Una vez pasado el ajo por el pan le añadimos un poco de aceite de oliva.
Sale un desayuno de lo más antiguo y sabroso, para una mañana de domingo que nos ayuda a cambiar el complemento a la leche ahora que tenemos más tiempo.

La degustación de bocadillos como si fueran tapas

Los bocadillos son una solución perfecta para una noche de cena rápida o para una excursión al trabajo o para un día de campo. Todos tenemos nuestro bocadillo preferido. Tal vez con recuerdos de infancia o que lo hayamos descubierto en una buena noche y nos haya encantado.

Por ejemplo uno de atún con cebolla pochada, uno de calamares a la romana con salsa brava, uno de tortilla de patata con anchoas o con pimientos verdes.

Los bocadillos tienen dos partes fundamentales además del relleno. Una es el pan crujiente, recién hecho, casi sabroso. El otro es la salsa, el acompañamiento al ingrediente principal que así se convierte en secundario, es el “añadido” para completar el bocadillo perfecto.

El bocadillo tiene que tener un tamaño aceptable, digamos que con pan de barra sería el tamaño de un palmo o algo menos. Pero como en todo tipo de platos, la medida es variable, y a muchos este tamaño les parece "muy" pequeño. 

¿Quién no saborearía una degustación de mini bocadillos en pan chapata a base de uno de salmón, otro de atún, tortilla con chorizo, anchoas con pimientos, jamón cocido con queso, calamares en salsa americana y para terminar uno vegetal? 

Es crear pequeños bocadillos como si fueran tapas con sabores distintos pero muy sabrosos e incluso atrevidos. La imaginación a la cocina, al poder del sabor.

Por cierto New York es la gran ciudad de los bocadillos. Al tener mucho turismo y no siempre con posibles y pocos restaurantes comparado por ejemplo con España, el bocadillo es el rey de las opciones. Y el "italiano" es una buena recomendación si tenéis opción. Verduras tipo ensalada, mucho embutido blando y una salsa a elegir.

Sabores para tortilla de patatas con algo más

La tortilla de patata, la tortilla española, tiene muchas posibilidades, pero el gran debate sin solución es sobre si debe llevar o no debe llevar cebolla pochada en su composición, junto al huevo y la patata.

La cebolla es un añadido que le da más suavidad, pero no se debe abusar de ella. En su justo tamaño, muy picada, y a lo sumo como un par de dientes de ajo en tamaño final, para calcular la cantidad.

En algunos bares y restaurantes, diferencian claramente las dos tortillas —con y sin cebolla— pero añaden demasiada cebolla a la de “con”, estropeando algo el resultado final.

Pero a la tortilla de patata le va bien mezclado en su composición junto al huevo y la patata, tanto el ajo, como el pimiento verde pochado muy picado, el pimiento rojo picante, o una chorradita de leche.

Y por encima le va fenomenal unas anchoas, unos pimientos asados o unos filetes finos de jamón serrano por poner algunos ejemplos sencillos.

"Menos es más", una bebida refrescante de CocaCola

“Menos es más” es un producto que parece novedoso aunque en realidad ya existía en el mercado desde otras marcas y con diverso resultado comercial y de sabor.
En 2009 la marca CocaCola lanzó al mercado estas botellitas de “Menos es más” con capacidad de 275 ml con los que se puede hacer dos litros de refresco por botellín.
Sin duda ocupa muy poco espacio en la nevera o en despensa, parece muy interesante, pero hay que aclarar algo importante. No es un zumo de frutas, no es un néctar.
Es una bebida refrescante.
Con similar resultado al que se obtiene con bebidas refrescantes ya muy asentadas en el mercado. Aunque mejor de sabor que todos estos productos de polvo o similares que también se venden para hacer en casa bebidas refrescantes sin tener que almacenar botellas grandes.
“Menos es más” de sabor a naranja —que es el probado— resulta agradable, con la acidez justa, sin burbujas, queriendo parecerse a un zumo de naranja aunque sin conseguirlo, no por mucho, todo hay que decirlo. Sobre precios, hay tanta variedad que resulta imposible pronunciarse.
Mejor relación calidad precio que algunos, peor que otros. Pero al menos con algunas variables interesantes.

Porrusalda, sopa contundente y espesa de puerro

La porrusalda es una sopa espesa y contundente o un guiso de verduras con pescado. Se puede entender de las dos maneras. Sentada esta base teórica principal de la porrusalda entenderemos mejor la complejidad de un plato muy sencillo, de gran sabor pero con muchas variantes según quien la explique o en dónde se toma. Siempre el puerro es la base principal de la purrusalda.

No es la porrusalda un plato vasco aunque lo parezca y a veces se asegure así. Es un plato de campo, de pescadores, del interior de Castilla incluso o de la costa levantina.

En una olla pondremos un litro de agua a hervir y añadiremos un par de minutos unos trozos de bacalao desalado. Lo tendremos un par de minutos cociendo y lo retiraremos para reservar, quitando las pieles que las volveremos a añadir al caldo. En el agua (o ya caldo) pondremos a cocer una cabeza de pescado con unas raspas.

Unos diez minutos de cocción y apagar.

Cortamos en trozos pequeños dos puerros (recordar, es la base de la porrusalda) bien limpios de tierra. La zona verde y tierna de los puerros también se puede añadir. 

Ponemos los puerros en una olla junto a una cucharada de aceite de oliva y media de mantequilla. Pochamos los puerros con algo de sal, con fuego lento y tapado para que el puerro sude y quede suave y blandito. A los 10 minutos de refreír el puerro, añadimos una zanahoria cortada en láminas finas y seguimos dando vueltas. A continuación una patata del tamaño aproximado a la zanahoria cortada en trocitos pequeños.

Añadimos entonces el caldo de pescado ya colado y que hemos hecho antes, y dejamos cocer todo unos 20 minutos. Rectificamos de sal.

Cuando falten unos 2 minutos añadir el bacalao desmigado y remover todo. También se le puede añadir los trozos de pescado limpio que tenga la cabeza del pescado.

Se puede añadir junto al pescado un par de dientes de ajos cortados muy finos, refritos en un poco de aceite y con un golpe de pimentón. Pero para ello te tiene que gustar el ajo. Esta es una de las variebles que no todos utilizan.

Hay una variable mas que es sin pescado. El caldo se hace con una carcasa de pollo en vez de con el pescado, pero el resto del plato es igual al anterior.

También se puede cambiar la patata por unos granos de arroz o incluso añadir también col de hoja finamente picada. Pero en todas las variables, el puerro debe ser el dominante en el plato.


Crepería La Maison, de Zaragoza

Probamos los servicios de una creperie —"La Maison"—, situado en el barrio de Santa Isabel de Zaragoza, un local pequeño, de ambiente familiar, muy bien decorado y con un grifo de cerveza que cuelga del techo. Pero que merece la pena visitar.
Tiene una extensa carta, que abarca desde las ensaladas, a los bocadillos, tostadas, pizzas, platos diversos y por supuesto crepes.
Muy bien presentados, recién hechos y de gran tamaño, nosotros optamos por un crepe de espárragos verdes, gambas y champiñones y otro crepe de pollo con setas y salsa de foie. Muy buenos los dos, más que suficientes para una cena, bien presentados y correctos de sabor y cocina.
Había también de quesos, de marisco, con anchoas, con queso, jamón cebolla y patatas.
De postre, crepe también, pero esta vez de chocolate, nata y nueces, delicioso, pues el chocolate sabía a avellanas y se mezclaba con el toque amargo de las nueces.
También tenían para elegir, batidos, tarta de queso, flan de café o de chocolate blanco, trufas...
Buena relación calidad precio teniendo en cuenta al buen servicio que ofrece su personal. Ideal para cenar con amigos o con la familia. aunque es recomendable reservar mesa para encontrar sitio.

¡Qé Muffin!, de Panrico

Hoy tenemos un nuevo producto de bollería industrial, un producto de Panrico, de la familia ¡Qé!. Su presentación para la venta al público es en un envase individual con un peso de 105 gramos y un precio que puede ir entre los 0,81 y los 0,96 céntimos, según el hipermercado o supermercado donde se compre.

Está relleno de cacao y decorada la zona superior del muffin con un recubrimiento de chocolate. ¡Qué punta más tentadora, parece al abrirse!

Los principales ingredientes de los que está compuesto son de azúcar, harina de trigo, agua, aceite de girasol, huevo líquido pasteurizado, jarabe de glucosa y fructosa, cacao en polvo, leche desnatada en polvo y chocolate.

Es de sabor esponjoso, suave, con un delicioso y tierno sabor del chocolate de la punta. Interiormente está rellena de cacao ocupando este la mitad del muffin. Como dice el eslogan de la marca, tierno de la primera a la última rebanada, se podría aplicar a la fecha de caducidad, diciendo que es tierno desde la fecha de envasado a la fecha de caducidad.
En contra su precio, algo elevado para ser una magdalena crecida hasta producto individual y diferente, que aspira a ser un producto para niños y colegios.

Patatas fritas de bolsa, sabor chorizo

Presentamos un nuevo producto de snack en estee blog de sabores en el año 2010 y opinamos que podría ser un buen producto, unas patatas fritas de bolsa con presunto sabor a chorizo, de marca Lay’s.
Al abrir la bolsa uno se lleva la primera sorpresa, el olor que desprende el producto parece real, huele a chorizo casero, aunque el olor se mantiene solo un tiempo. 

Parece un buen producto. Pero no lo es, y de hecho al rectificar esta entrada en el año 2019, al encontrarme con estas patatas con sabor chorizo debe reconocer que ya no las veo por los mercados. Algo ha sucedido para que en mis supermercados ya no exista este producto.

Y es que al servir en plato las sensaciones no son las mismas que el olor de su apertura. No sabe tanto a chorizo como a queso ahumado, a una mezcla conseguida de patatas fritas de bolsa ya conocidas con sabor a queso, al que parece que le han añadido un toque de ahumado con la intención de parecerse a chorizo.

Resultan eso si, unas patatas de bolsa distintas, pero no son capaces de hacernos convencer de que saben realmente a chorizo. O al menos, al mismo chorizo que se desprendía del olor al abrirse la bolsa. Unas patatas de calidad, bien crujientes, bien de sabor, pero tal vez no logradas en su intento por hacerlas con sabor a pattas fritas de chorizo, como así anuncian. Dependerá también de gustos.

Cómo hacer carpaccio de carne, en casa

Hacer carpaccio de carne en casa nos parece imposible, pues la carne no se deja cortar tan fina como quisiéramos. Por eso optamos por comprar envases de carpaccio ya preparados, caros y a veces con los filetes de la carne muy pegados y con dificultad para presentar bien.

Pero en casa si que podemos hacer un carpaccio fino, incluso muy fino, sin grandes herramientas.

Cortamos o mandamos cortar al carnicero, unos filetes finos de solomillo de ternera. Una vez en casa los ponemos entre dos láminas de film de cocina, de plástico de cocina. Y con el fondo de un cazo grueso le damos un buen golpe encima de una madera hasta estirarlo y aplanarlo. La carne no pierde jugo y queda perfecta. Eso si, el plato hay que prepararlo en el momento de servir.

Una vez la carne delgada y plana, le ponemos sobre un plato, la salamos ligeramente o al gusto, le añadimos algo de pimienta negra recién molida, unas gotas de aceite de oliva, limón si así gusta más por no estar pensando que comes carne cruda, y unos golpes de queso fuerte y seco rallado.

También se puede suprimir el queso y poner cebolla finamente picada junto a pepinillos. O rabanitos en láminas. O incluso simplemente sola la carne con unas chorraditas de aceite picante.

Migas a la aragonesa con panceta

Pocos platos de la cocina española antigua están mejor repartidos que este por toda la geografía. Migas de Aragón o de Extremadura, por poner dos ejemplos bien distantes. Plato de familias humildes, sencillo pero que tiene sus trucos. No hay dos migas iguales.

Corta medio kilo de pan del día anterior en finas rebanadas (o compra una bolsa de pan ya cortado para migas) y colócalas en un cuenco grande, riega las rebanadas de pan a primera hora de la mañana en el que vayas a hacer las migas con un vaso de agua algo salada que irás añadiendo sobre el pan con los dedos de la mano como si regaras el pan con el agua y vete girándolas ligeramente para que el agua les llegue a todas las migas. 

Seguidamente tapa el cuenco con un paño y déjalas durante 3 a 4 horas para que se pongan húmedas. La calidad del pan es fundamental, y aquí sí que cada zona utiliza el suyo propio. Pan de miga, de hogaza, seco pero sin pasarse, pan con sabor pero sin cereales, sino pan de masa madre y de trigo.

Calienta en una sartén grande dos ó tres cucharadas soperas de aceite de oliva, pela y corta en láminas 4 dientes de ajo y dóralos en la sartén añadiendo unos 150 gramos de panceta curada con tocino cortado en daditos. 

Cuando los ajos estén dorados (unos los dejan y otros los retiran para que no se apodere el ajo del plato), incorpora el pan y remueve todo el conjunto para que se mezcle. Debes continuar con las vueltas de las migas durante los aproximadamente los 15 minutos que les cuenta hacerse a las migas. 

El pan debe quedar bastante desmigado y se debe quedar ligeramente pegado a la cuchara de madera con la que demos vueltas al pan. 

Servir las migas de pan refritas con granos de uva negra o blanca, según gustos. Hay personas que prefieren una patata asada, desmigada añadida en el último momento como las uvas. Y otras junto a la panceta añaden chorizo picado y desmigado, incluso en algunos casos algo picante.

Vinagreta de ajo y miel. Mezcla de ácido y dulce

Vamos a dar una pista para hacer unas vinagretas diferentes, que nos pueden servir para ensaladas, para pescados, patatas, espárragos o incluso cuscús o algo de pasta.
Mezclamos medio ajo muy finamente picado con una cucharada sopera de miel, una cucharadita pequeña de mostaza de grano, una cucharada sopera de zumo de limón y cucharadas soperas de aceite de oliva. Mezclamos bien y tenemos una salsa vinagreta diferente.
Podemos suprimir el ajo, cambiarlo por cebollino o perejil o pimienta negra. Podemos aumentar algo la miel para hacerlo más dulce o el limón para hacerlo más ácido. Aquí os dejo las variables, a vuestro gusto.

Ternasco de Aragón. Recetas y explicación

La carne de ternasco corresponde a la carne de los corderos menores de 90 días que pertenecen a alguna de las siguientes razas ovinas autóctonas aragonesas: raza Rasa Aragonesa —la más extendida en Aragón—, Ojinegra y Roya Bilbilitana. Es un tipo de carne que se encuentra en todas las carnicerías de Aragón y en muchos de sus Grandes Superficies, con unos sellos indicativos para que no existan dudas de su procedencia.

Es un cordero con un peso en vivo de unos 12 kilos, aunque en algunos pueblos de Aragón se sacrifica más joven y pequeño con 70 días y unos 10 kilos en vivo. 

Es una carne ideal para hacer frita o asada, con un sabor a carne joven y nada fuerte, sin sabores a hierba o a un animal sacrificado, lo que le confiere gran calidad para recetas en las que se desea una carne con sabor natural, algo complejo con otras razas de corderos.

Las recetas más conocidas en Aragón para este tipo de carne son las paletillas asadas, las costillas fritas en poco aceite y si acaso con algo de ajo y perejil o empanadas en huevo y pan rallado, los jarretes guisados o los bajos de ternasco muy fritos (casi churruscados) o guisados como los jarretes. Sin olvidarnos de la maravilla de carne de ternasco a la brasa para días de fiesta y celebración.

Ensalada templada de setas y jamón

Vamos a plantearnos una ensalada templada de setas (o champiñones si no tenemos setas) que es muy sencilla de hacer y que resulta una manera diferente de presentar una ensalada.

Sobre una lechuga de cualquier tipo y picada fina junto a un poco de cebolla que no pique y unos granos de maíz, más medio tomate cortado en láminas regado con un poco de vinagre y sal, montaremos el plato sobre unas hojas de endivias para dejarlo algo más decorado.

En una sartén ponemos a freír en una cucharada de aceite un picado fino de jamón serrano. Cuando el jamón esté hecho sin pasarse, lo retiramos y añadimos a la sartén una setas picadas pequeñas. Pueden ser setas de cardo o si por tu zona y temporada tienes la suerte de tener unas setas mejores, pues mucho más maravilloso. La salteamos en el aceite hasta que estén hechas pero sin pasarse.

Terminamos el plato poniendo sobre la ensalada y en caliente las setas, luego el jamón salteado para terminar añadiendo por encima de todo el aceite de freír ambos.

Y a servir antes de que se enfríe del todo el plato, que tiene que ser templado.

Puedes añadir un poco de queso rallado por encima o unas alcaparras o unas rodajitas de olivas cortadas sin hueso o incluso a la hora de freír las setas añadir unos ajos laminados. Depende ya de gustos.

De cómo el cocinar nos hizo más humanos

La cocina es un rasgo distintivo y único de la especie humana. Ningún otro animal tiene capacidad intelectual para prepararse ni tan sólo un filete a la parrilla –lógicamente, tampoco su anatomía se lo permitiría en la mayoría de los casos–. Y, sin embargo, al contrario de lo que podríamos pensar, cocinar no es para nada un invento moderno, sino que tiene cientos de miles de años, como también el acto de reunirse alrededor de unos buenos manjares.
De hecho, cocinar podría ser incluso anterior a la humanidad. Existe una hipótesis científica novedosa que defiende que el arte de preparar la comida fue el detonante que nos hizo abandonar definitivamente a nuestros antepasados simios y convertirnos en personas. Y no sólo eso, sino que además, cocinar impulsó el desarrollo de sociedades complejas. "Nuestra capacidad para mejorar el consumo y aprovechar los alimentos es la clave para entender el salto evolutivo que nos separó del resto de los simios", afirma el primatólogo y profesor de Antropología Biológica de la Universidad de Harvard, Richard Wrangham

"No somos lo que comemos, sino el cómo lo comemos".

Cambiando de dieta Hasta ahora, la idea más aceptada entre la comunidad científica era que la incorporación de carne cruda a la dieta de nuestros antepasados homínidos había permitido el cambio evolutivo en la especie humana. Hace unos siete millones de años, los simios dejaron de vivir en los árboles para hacerlo en la sabana, debido a que las condiciones climáticas se modificaron y los árboles comenzaron a escasear. Aquellos individuos llevaban una dieta a base de frutos, tallos, hojas, ciertos granos y semillas e insectos, es decir, alimentos que les aportaban pocas calorías, por lo que tenían que invertir la mayor parte de su tiempo en buscar comida si querían sobrevivir.

El primer gran cambio en la alimentación se produjo cuando descubrieron lo que había bajo el suelo –seguramente de forma accidental excavando con algún palo–: los tubérculos y rizomas, verdaderas bombas energéticas, cuenta Eduardo Angulo, biólogo celular y profesor de la Universidad del País Vasco, autor de El animal que cocina. Gastronomía para homínidos (451 Editores, 2009). 

"Aquello fue un salto importante, porque podían obtener más energía, lo que les aseguraba un éxito reproductivo mayor y su supervivencia".

El siguiente gran paso, defiende el paleontólogo Juan Luis Arsuaga, codirector del yacimiento de Atapuerca, se produjo con el hallazgo del tuétano de los huesos, lleno de células de sangre y muy rico en calorías. Quizás, un australopiteco, el primero de nuestros antepasados que fue capaz de andar sobre sus dos piernas, en África, golpeó por azar con una piedra el hueso de algún animal muerto, lo que hizo salir el tuétano. Lo chupó y le gustó.

No obstante, esa dieta a base de plantas, tubérculos e insectos hacía que aquellos primeros homínidos tuvieran un sistema digestivo enorme, con unos intestinos larguísimos, que necesitaba estar muy irrigado con sangre, que acaparaba casi por completo el sistema nervioso y que los obligaba a destinar la mayor parte de su energía a la alimentación. El aparato digestivo resultaba extremadamente costoso en términos de recursos e impedía que se desarrollaran otros órganos, como el cerebro. Y también consumía mucho tiempo. Apenas podían hacer otra cosa a lo largo del día que no fuera buscar comida y comer.

Todo eso empezaría a cambiar con la incorporación a la dieta de la carne cruda. Fue toda una revolución, porque la carne "es mucho más cercana a nosotros, que estamos hechos de músculos, que las plantas, y más fácil de digerir que estas. Aporta muchas más calorías por gramo que los vegetales. Fue un cambio importantísimo, porque eso hizo que pudiéramos tener un tubo digestivo más corto, que gastara menos energía, y esa energía se empezó a destinar a otras partes del cuerpo, sobre todo al cerebro", explica Angulo.

"Los homínidos comenzaron a cambiar su dieta casi exclusivamente vegetariana por otra con más contenido en proteínas y grasas de origen animal e iniciamos un proceso para lograr una inteligencia cada vezmayor y única entre los primates", afirma José María Bermúdez de Castro, paleoantropólogo y codirector del yacimiento de Atapuerca, autor del libro Hijos de un tiempo perdido: la búsqueda de nuestros orígenes (Ed. Crítica, 2004). 

"Comer carne no nos hizo más inteligentes, pero para conseguir esta fuente de energía tuvimos que tener unas capacidades intelectivas que no necesitaban los australopitecos", añade.

Este cambio en la dieta tuvo repercusiones fisiológicas en los homínidos: el tubo digestivo comenzó a recortarse, puesto que ya no se necesitaba un aparato tan largo y complejo para digerir los vegetales. De esta manera, el cuerpo ahorraba energía que se podía emplear en el desarrollo del otros órganos. Así, conforme el aparato digestivo iba menguando, el cerebro iba creciendo. El Homo erectus, que apareció hace 1,8 millones de años, ya tenía un 42% más de capacidad craneal que el Homo habilis, que habitaba la Tierra desde hacía 100.000 años antes. Pero la carne no sólo supuso cerebros más grandes, sino que también puso punto final a la necesidad de estar todo el día comiendo para mantener los niveles de energía necesarios. Y eso les dejó tiempo libre para empezar a relacionarse más con sus compañeros e incluso intimar más y tener más hijos.

¿La cocina nos hizo humanos? 

Sin embargo, para el primatólogo de Harvard Richard Wrangham y otros investigadores, la última vuelta de tuerca, la decisiva, fue el hecho de que nuestros antepasados empezaran a cocer la carne. Porque eso la hacía más digerible y se liberaba aún más energía que se podía destinar, entre otras cosas, al cerebro. Según este investigador, el Homo erectus (aparece hace 1,8 millones de años) ya pasaba los tubérculos por el fuego y transformaba otras plantas, aunque de forma rudimentaria.

La idea de que cocinar nos hizo humanos se le ocurrió a Wrangham una tarde de otoño de 1997, mientras estaba sentado frente a la lumbre en su casa. Entonces, recordó la comida que engullían los simios que estudiaba desde hacía años y cómo tardaban horas en devorar la carne y las verduras crudas y otras tantas en digerirlas. Pensó en la gran diferencia que supondría para ellos si pudieran cocinar: los alimentos serían mucho más digeribles y destinarían menos tiempo y energía al acto de comer. Y entonces se le encendió la bombilla: ¿y si lo que había propiciado el último gran salto evolutivo, lo que nos había convertido en seres humanos, fue, justamente, la cocina?, se preguntó. Y comenzó a investigar.

Realizó varios experimentos, uno de ellos con serpientes pitones. Primero les dio carne cruda, sin procesar, y midió su índice metabólico. Vio que aquellos reptiles necesitaban hacer trabajar el estómago bastante para digerirla. A continuación, les ofreció carne triturada y vio cómo el índice metabólico bajaba. Lo mismo ocurría con otros animales, como el chimpancé, que debía dedicar cinco o seis horas para comer y digerir carne cruda, y, en cambio, apenas dos o tres cuando estaba procesada.

Y quizás eso fue también lo que les pasaba a nuestros antepasados. Al pasar la carne por el fuego, a unos 60 o 70ºC, se derrite el sistema conjuntivo, lo que reduce al mínimo la fuerza que hay que hacer para cortarla y masticarla. Lo mismo ocurre con los vegetales: no es lo mismo hincarle el diente a una patata cruda que a una frita o hervida. Cocinar rompe las células de los alimentos, lo que hace que nuestros estómagos tengan menos trabajo para liberar los nutrientes que el cuerpo necesita. Es como una especie de predigestión.

"El uso del fuego para tratar los alimentos es muy antiguo. Seguramente, cuando se producía algún incendio en el bosque, primero huían pero luego volvían al escenario para aprovechar la carne de los animales que se habían quemado. Nuestros antepasados eran bastante carroñeros", considera Angulo. 

Pero en aquel entonces aún no sabían ni conservar el fuego para poder usarlo rutinariamente ni encenderlo; para ello, tuvieron que pasar millones de años. Y es alrededor de este segundo fuego, el intencionado, donde ahora los científicos creen que apareció el Homo sapiens. Es decir, nosotros.

Sin embargo, la teoría de Wrangham resulta controvertida entre la comunidad científica. Antropólogos, arqueólogos y paleontólogos afirman que es errónea porque, hasta el momento, no se ha podido comprobar de ninguna manera que nuestros ancestros controlaran el fuego desde hace tanto tiempo como para poder asar los alimentos, según sostiene este primatólogo de Harvard. Los restos más antiguos de cenizas de que se tiene constancia tienen alrededor de 790.000 años y están en un yacimiento israelí, Benot Ya"aqov. De ahí que la mayoría de los investigadores opine que la cocina surgió hace sólo 500.000 años. En cambio, Wrangham defiende que el Homo erectus, de hace 1,8 millones de años, ya asaba los alimentos, y alega que es realmente difícil detectar la arqueología del fuego, por lo que hace caso omiso a estas críticas a su teoría.

Somos como comemos Preparar los alimentos produjo una serie de cambios en el organismo y la fisonomía de los primeros homínidos. Para empezar, como les costaba menos masticar y digerir la carne cocinada, empleaban menos energía y las calorías sobrantes les servían para, por ejemplo, tener un mejor sistema inmune, poder caminar mayores distancias, dedicarse a engendrar más crías y que estas fueran más fuertes. A su vez, las crías podían pasar de alimentarse de la leche materna a comer verduras y carnes cocinadas más fácilmente, lo que liberaba antes a sus madres, que, de esta manera, podían iniciar de nuevo el ciclo reproductivo.

El aprender a manipular y preparar los alimentos comportó cambios físicos. Los dientes se hicieron más pequeños, así como la caja torácica, que ya no debía albergar unos intestinos enormes. No obstante, los cambios más importantes se produjeron en nuestra materia gris. El cerebro aumentó de volumen, llegó hasta el 1,4 kg de peso actual y se convirtió en el más grande del reino animal en relación con nuestro tamaño.

Los fogones, además, permitieron que el tiempo que aquellos homos destinaban antes a devorar la carne y las verduras crudas lo pudieran emplear en cazar, en montar mejores campamentos y en dedicarse a otros quehaceres, como por ejemplo, trabar relación con el vecino y empezar a socializarse. Y es que, de no cocinar, tendríamos que pasar una media de cinco horas ingiriendo comida cada día para poder extraer las calorías que nuestro organismo necesitaría para sobrevivir. Y nos pasaríamos nada menos que unas seis horas digiriendo. Eso nos dejaría bien poco tiempo para trabajar, dormir, estar con la familia o ir al cine.

Para Eduardo Angulo, investigador de la Universidad del País Vasco, la cocina, además, obligó a ejercitar el intelecto en otro sentido, puesto que cocinar supone planificar la recolección o captura del alimento, conservarlo, decidir si se da más o menos alimento a los niños, o si a los ancianos les tocan las piezas más tiernas. Las tareas relacionadas con la preparación de los alimentos comenzaron a diferenciar los roles de hombres y mujeres –una diferenciación que ahora la sociedad trata de corregir–: mientras ellos se dedicaban a la caza, ellas guardaban la comida y la preparaban.

Es más, cocinar, ahumar o preparar los alimentos para conservarlos era un trabajo en equipo, por lo que ayudaba a establecer mayores lazos entre los miembros del grupo. Y en ocasiones, se utilizaba como reclamo para el sexo. De ahí que algunos paleoantropólogos opinen que la cocina nos convirtió en la especie inteligente y sexual que somos.


Artículo de La Vanguardia, pinchar aquí y leerlo original

Queso Cabrales o Roncal, como postre dulce

Los quesos fuertes de sabor y en especial los quesos tipo azules como los Cabrales aunque también sirven los curados y muy curados, se pueden servir en plato como un postre dulce, si le añadimos una fruta.

Cortamos unos filetes finos de Cabrales, Gamoneu, Idiazabal, Manchego o Roncal curados y ponemos por encima del queso o bien unas gotas generosas de miel o bien unos filetes de uvas blancas o unas láminas de pera dulce, o un poco de mermelada ácida como se hace en Europa. 

El cambio de sabor del conjunto es fabuloso, se realza el queso y se obtiene un nuevo producto que encaja maravillosamente con un cava, un moscatel, un vino generoso, un vino rancio.

Aconsejo la prueba para convertir un queso fuerte en algo novedoso con unos pequeños cambios en la presentación. Una simple miel o una fruta. Si la miel es de sabor fuerte mucho mejor.

Huevos cocidos cuadrados



Si alguna vez ha tenido la necesidad imperiosa y urgente de hacer unos huevos cocidos cuadrados, tiene la solución en un aparatito de precio no muy caro. Sobre unos seis euros.

Si quieren conocer la dirección, pinchen aquí.

Nuestras cocinas están llenas de trastos y nunca se sabe hasta qué punto no sirven…, para casi nada.

Lo cierto es que según vas comprando, te vas dando cuenta de que lo clásico es lo básico y más que suficiente. Pero servir huevos cuadrados, tiene su punto.

Pastelería española, sabores dulces para terminar una sobremesa

País de pastelerías variadas y maravillosas hoy ponemos una imagen de una pastelería de Madrid, que no es de las zonas más valoradas en cuanto a pastelería. Pero sin duda siguen haciendo muy correctos productos.
En una esquina de la Puerta del Sol pueden los turistas internos y externos conseguir sabores maravillosos, bombones exquisitos, chocolates artesanos. Pero la pastelería de España es mucho más que estas muestras que comentamos. Por Aragón, por Cataluña, por Castilla o el País Vasco se pueden encontrar pasteles que sorprenden. Es una manera de terminar una comida, de acompañar unos cafés de forma redonda. No dejen de saborear cuando viajen las posibilidades que le ofrecen las ciudades que visitan.

Grog, un licor caliente

El Grog es una bebida mezclada y muy sencilla de hacer en casa que inventaron los ingleses para mantener “calientes” en combate a sus soldados sin producir un gasto excesivo de licor, cuando este faltaba.
Se trata de mezclar en un vaso al que hemos puesto abajo una cucharadita de azúcar (o miel), agua caliente hasta completar los 200 cc. Y al que se le añade una copa de ron negro o de brandy. Revolver y servir caliente. El auga la podemos calentar en el microondas de forma rápida si queremos probar este bebida en menos de un minuto.

A este Grog más antiguo han surgido variantes con menos agua, con aguardientes diversos y sobre todo añadiendo a la bebida unas rodajitas muy finas de limón. Va perfecto para calentar algunas mañanas de nieve o para algunos dolores de cabeza.
Lo normal y antiguo es servirlo caliente y beberlo así, aunque hay variables más actuales en las que se sirve a temperatura ambiente. Yo prefiero hacerlo como si se tratara de un vino caliente.

Queso de oveja, curado y artesano, de Burgos

El número de quesos españoles es muy amplio, aunque no tanto como los de la gastronomía francesa. Pero tenemos centenares de posibilidades, muchas de ellas con una comercialización pequeña que se circunscribe a sus zonas geográficas cercanas. En Burgos hay quesos curados de ciertas zonas rurales muy buenos, realizados con leche de oveja autóctona y cuidados con mimo. No son caros y si muy buenos de sabor y de curación. Os dejo una imagen que habla por sí sola de lo que es un buen queso curado de Burgos. Que no se nos olvide de que en Burgos hay más quesos que los frescos, muchos más sabores.

Judías verdes a la plancha. Más sabor

Hay muchas verduras que sirven perfectamente para hacer a la plancha y así a la vez que tomamos verdura la servimos de una forma diferente y más sana. Y sin pérdida de sabor.

Unas verduras poco conocidas si las sacamos de hacerse cocidas, pero que están muy bien y sabrosas realizadas a la plancha son las judías verdes, a ser posible de las largas y planas, simplemente hechas a la plancha con sal y unas gotas de aceite.

Pueden acompañar a una medias cebollas no muy grandes, calabacín, medios tomates, espárragos, pimientos rojos o verdes, o casi cualquier verdura que tengas en el frigorífico, incluidas unas rodajas finas de patatas, nabos o similares.

A la hora de servir se pueden acompañar de una salsa sencilla, de las que ya venden en bote, tipo yogurt, pimienta verde, incluso mayonesa o una vinagreta de mostaza.

Plato sencillo y es verdura de la que hay que recomendar que junto a las frutas, hay que tomar mucha más a la semana, para mantener la salud en su estado óptimo.

Máquina para fabricar lechugas u hortalizas

Dentsu Facility Management Inc ha empezado a vender una máquina que es capaz de producir unas 60 lechugas al día sin necesidad de luz solar. Por ahora solo se venden en Japón, los primeros clientes están siendo cadenas de restaurantes y cuesta la friolera de 75.000 Euros.
Apodado el "Chef's Farm", la máquina para crear hortalizas en un local, es capaz de producir 20.000 lechugas al año. Se compone de cinco camas Nutricultura que incluye marcos de metal de tres metros de largos, en la que las semillas de lechuga se plantan en unas esponjas y crecen con luz artificial.
Según los vegetales van creciendo, los marcos de metal se mueven de derecha a izquierda. Las semillas se plantan en el marco de la derecha, mientras que las verduras cultivadas se cosechan en el marco de la izquierda. Cada cama utiliza 12 lámparas fluorescentes de 40W como equipos de iluminación artificial que es el que da vida artificial a la máquina.Las plantas cubren en la máqina todo su proceso de crecimiento hasta un tamaño de servicio en restaurante.

Croquetas españolas de carne. Las clásicas y antiguas

La croqueta española ha sido de siempre de carne de cocido, hasta que la nueva gastronomía ha ido añadiendo nuevos sabores, nuevas presentaciones. Pero debemos recordar que la croqueta nace para dar salida a los restos de carne del cocido, y mantenerlos para una comida posterior. Un plato de aprovechamiento.

En la actualidad hay típicas croquetas en las gastronomías de medio mundo, desde Japón a Francia, Holanda o Alemania. Pero hay que reconocer que como las croquetas de España muy pocas, por sabor y tipo de fritura.

En los tiempos antiguos se hacían de carne de ternera, de cordero, de cerdo o de gallina. Se picaba muy fina, se refreía en sartén ligeramente 
sobre manteca y se apartaba del fuego en donde se añadía harina a la masa y se revolvía. 

Se ponía entonces leche y se volvía la sartén al fuego hasta lograr que se mezclaran todos los ingredientes, con sal y sin grumos, refriendo la carne con harina y lecha hasta obtener una masa espesa, sin dejar de remover para que no se pegue y añadiendo al final una ramita de perejil muy finamente picada. 

Ahora la croqueta se sirve mucho mas líquida pero en los inicios la masa era muy espesa, tanto que se debería quedar pegada en la cuchara sin que al levantar se cayera de la misma. 

Repito que hoy se sirve la masa mucho más líquida y ese es parte del encanto, un bombón que se disuelva en boca. Antiguamente una vez terminado de cocinar la harina y la leche y ya fuera del fuego se añadía uno o dos huevos batidos para darle algo más de jugosidad.

Se dejaba enfriar, se formaban las croquetas con la mano (ahora con cuchara) y se pasaban por harina, huevo batido y pan rallado en este orden para freírlas luego en abundante aceite  con poco sabor pero muy caliente.

El Hospital Miguel Servet de Zaragoza sirve un menú especial el Día del Pilar para los pacientes ingresados

El Hospital Miguel Servet (la Casa Grande) servirá este martes, 12 de octubre, un menú especial el Día del Pilar para los pacientes ingresados en su hospital de la Seguridad Social, con una receta del Restaurante Pantxika Orio, uno de los más conocidos de la ciudad. El menú propuesto por el cocinero de este establecimiento, Javier Milán, ha sido consensuado con la Unidad de Dietética del hospital, que lo ha adaptado a los menús de las dietas terapéuticas.
Así, se ofrecerá a los pacientes volcán de col con boliches del Pilar; dorada sobre cama de patatas con verduritas en su vinagreta, y arroz con leche caramelizado al perfume de canela, según ha informado el Hospital Miguel Servet de Zaragoza en un comunicado.
Javier Milán estuvo el pasado 28 de septiembre en las cocinas del Servet mostrando al personal las recetas que este martes elaborarán los cocineros del hospital Ernesto Pardiñas y José Antonio Trasobares con el equipo de cocina del hospital.
Desde el Hospital Miguel Servet de Zaragoza han explicado que los días festivos se procura servir menús especiales a los pacientes sin restricciones médicas en su dieta --alrededor de 700-- y adaptarlo en la medida de lo posible a los que tengan limitaciones.
Además, desde 2008 comenzó la iniciativa de contar con la colaboración de cocineros externos, que visitan los fogones del Servet y muestran sus creaciones a los trabajadores del centro sanitario, quienes luego elaboran esos platos en días especiales, como el del Pilar, Navidad o Reyes, para los enfermos hospitalizados.
Todos los restauradores participan voluntariamente y algunos han solicitado repetir la experiencia. De momento, ya han pasado por las cocinas del Servet profesionales de La Granada, El Chalet, Las Lanzas, Goyesco, Hotel Aragonia-Palafox, El Cachirulo, Hotel Zentro, Ball d'Onsera, Txalupa, Gayarre y Novodabo, entre otros.
Una excelente idea para hacer algo más agradable el día festivo para los enfermos del Hospital.

Tortilla de patata, española, con o sin cebolla. Trucos pequeños para la tortilla

Es una de las grandes dudas de la gastronomía más sencilla. ¿Cómo preferimos la tortilla de patatas, la española, con cebolla o sin cebolla? Sin duda la que tiene cebolla es más jugosa, pero muchas personas no le gusta la cebolla pochada, odian notar en la comida la cebolla frita.
El pequeño truco está en mezclar con la patata y el huevo un ajo muy finamente picado y la mitad de la cebolla que pondríamos para una tortilla con cebolla. El ajo y la cebolla la pondremos a pochar y freír junto a la patata, pero siempre muy finamente picada, para que no se note al probar la tortilla de patata, excepto por algo en su sabor y más en la jugosidad.
La tortilla de patata debe tener bastante patata entre frita y cocida como es lógico, pero no escatimar en la cantidad de huevo, e incluso se le puede añadir unas gotas de leche a la mezcla antes de poner en la sartén; y recordar que a la hora de freír la patata con la cebolla y ajo, añadir unas gotas de agua para que la patata a la vez que se fríe también se poche un poco.

Nescafé, café caramelo, nuevo sabor de café instantáneo

Entre las muchas posibilidades de tomar un buen café en casa, en el hogar o en la oficina, van creciendo distintas formas de presentación de café instantáneo, llevando sin duda la palma las de la marca Nescafé.
Aquí presentamos una nueva presentación, “Café caramelo”, de sabor maravilloso para los que les guste el café cremoso pues tal y como publicitan crea una cantidad de crema muy suficiente y gustosa.
Nescafé da la opción de hacerse con leche o con agua; personalmente creo más interesante la opción de hacerse con leche aunque sea descremada, sin hervir la mezcla para que se mantenga la espuma o bien calentando en microondas la leche en un recipiente aparte y añadir le lecha a la taza que ya está esperando con el polvo del sobre. Yo en la taza pongo el sobre y añado un poco de leche caliente y disuelvo los polvos, para luego añadir hasta completar la taza.
La cajita se comercializa con 8 sobres y avisan en la caja que no contiene gluten.
Un excelente café para media mañana si le añadimos unas rosquillas, unos barquillos o unas pastas.

Cómo conseguir unas albóndigas más suaves y jugosas

Muchas veces las albóndigas nos quedan, sobre todo si son de ternera sin mezcla, algo duras, apretadas, poco jugosas. Hay dos trucos para elegir y así que nos queden algo más jugosas.
El primero es mezclar a la carne de ternera casi la mitad de carne de cerdo, bien tipo pierna, solomillo o falda, no lomo pues es una carne algo seca, menos jugosa.
El segundo truco consiste en añadir a la carne de ternera una patata pequeña cocida o asada y machacada. Este truco es el que se empleaba en años en los que la carne era cara y había que dar de comer a muchos. E incluso se sigue haciendo en algunos restaurantes de menú diario de precio ajustado.

Aceite de oliva del Bajo Aragón obtiene D.O. y acreditación de calidad

La Denominación de Origen del Aceite del Bajo Aragón obtuvo en el año 2010 la certificación acreditada por ENAC por la Norma UNE-EN 45001.  En el consejo Regulador han mostrado su alegría y su "orgullo" porque se han convertido en la segunda denominación de origen de aceite en España en conseguirlo.

El Director Técnico de la Denominación, Juan Baseda, ha afirmado que "estamos muy contentos" porque esta certificación permite cumplir con la obligación de que "todas las Denominaciones de Origen Protegidas de Europa están obligadas a cumplir con este reglamento". Además, ha afirmado que "es un orgullo" ser la segunda Denominación de aceite de España en conseguirlo.

Estos sistemas de calidad no sirven para vender más productos ni más cantidad de aceite, pero "sí para cumplir toda la legislación que manda la Unión Europea" con lo que "puedes ir por el mundo con una certificación acreditada y eso es muy importante, sobre todo a nivel de comercialización".

Baseda ha recordado que esta certificación llega después de dos años de trabajo, "un camino duro" según él porque "los sistemas de calidad son complicados de implantar". Pero cree que ha merecido la pena, por eso anima a las empresas acogidas a la D.O. a que "sigan trabajando para que nuestro aceite siga siendo referente en todo Aragón y en España".

Arroz verde con bacalao. Arroz con ajetes y espárragos trigueros.

Es un arroz verde por lo que lo cubre, en este caso ajetes y espárragos trigueros. Y necesitaremos también un filete de bacalao fresco y unas 4 gambas gordas por persona .
En una sartén freímos unos filetes de bacalao fresco, sin piel, que reservamos, con muy poca sal. Se fríen lo justo, sin pasarnos.
Con las pieles del pescado y con unas cabezas de gamba refritas en un poco de aceite hacemos un caldo corto de pescado, cociendo todo con un gajo de cebolla, algo de sal y media pastilla de concentrado de pescado, como unos 15 minutos. Ya tenemos el caldo y el bacalao preparados para el arroz.
En una paellera ponemos 6-8 ajetes tiernos y verdes y una docena de espárragos trigueros, todo cortados en trozos de unos 3-4 centímetros. Sirve también esas bolsas congeladas para revuelto de ajetes, trigueros y gambas. Refreímos la verdura verde y al final (unos 5 minutos) añadimos las gambas que hemos pelado para con las cáscaras hacer el caldo corto. Seguimos refriendo un poco y añadimos el arroz para darle dos vueltas en la paellera.
A la verdura y el arroz añadimos en ese momento el doble de cantidad de caldo que de arroz y dejamos cocer unos 20 minutos. También según gustos, se le puede añadir en vez de todo caldo, unos 100 cc de vino blanco y el resto caldo de pescado.
Cuando lleve unos 15 minutos cociendo el arroz, añadimos el bacalao desmigado en trozos medianos, como moneda de euro, para que no se deshaga mucho en el final de la cocción. Trascurridos los 20 minutos, dejamos el arroz fuera del fuego y tapado con un trapo de cocina, unos 5 minutos para “que sude” un poco, y a servir.

Auténtica receta de arroz "A Banda", arroz aparte de las viandas


El arroz "A Banda" es un arroz de la zona baja de la Comunidad de Valencia, que hacían los marineros en el propio barco con los pescados que no servían para vender al llegar al puerto. 

Sencillo de hacer pero que en los últimos tiempos se ha convertido en todo menos en un arroz "A Banda" real. 

El arroz "A Banda" es un arroz sin añadidos, sin nada de tropezones en el plato, nada que no sea arroz, pues su nombre lo indica claramente, a banda, aparte. 

Los pescados se sirven aparte del arroz, en otro plato, bien antes del arroz, bien después. Yo recomiendo después.

En una olla freímos dos dientes de ajos picados y un poco de cebolla. Cuando tome color añadimos una patata por persona o plato, limpia, pelada y troceada y dejamos cocer con agua que cobra todo junto con la carne de una o dos ñoras. Añadimos sal. 

Cuando la patata lleve unos 10 minutos cociendo, añadimos los pescados con sabor, tipo morralla, más una cabeza de merluza, algo de congrio o de rape, unos mejillones limpios, unos langostinos, etc. Cuando más y mejor pescado pongamos, mejor saldrá el arroz "A Banda"  Dejamos cocer unos 10 minutos.

Ya tenemos la base y el pescado y patatas que serviremos aparte.

En una paellera ponemos a sofreír con una cucharada sopera de aceite, un par de ajos picados finos y el arroz. El arroz debe sofreírse bien, y aquí está parte del truco o secreto, pues el arroz debe tomar color de caramelo, color tostado, y para ello hay que tenerlo en el poco aceite un buen espacio de tiempo, sin parar de darle vueltas para que no se queme más por un lado que por otro. 

Esta operación es la más importante de todas. Repito, el arroz debe dorarse en la paellera.

Cuando esté en su color, se le añade como en todo tipo de paellas el doble de caldo que de arroz. En este caso el caldo colado de la sopa de pescado y patata que hemos hecho antes. 

Mucho cuidado al añadir el caldo, pues el arroz está muy caliente y puede saltarnos al hervir. Se le deja el mismo tiempo que a todo tipo de arroz, entre unos 18 a 20 minutos, según el tipo de agua. Rectificar de sal.

Se sirve con una salsa de ali oli, para que quien quiera lo mezcle con la salsa o se lo tome sin salsa. Los pescados y las patatas se sirven calientes en una fuente aparte, después de tomar el arroz.