¿Recuperaremos el sabor de la fruta de verdad?


Ya es tiempo de cerezas, de alberjes o albaricoques, de disfrutar de esas frutas de toda la vida que ahora hay que ir buscando en tiendas especiales para que sepan a algo. Yo recuerdo hace unos 35 años, unos alberjes del campo de unos amigos que por su tamaño casi asustaban. Eran como melocotones de los gordos. Y sabrosos siendo tersos. 

Había tantos con una docena de grandes árboles que ni para mermelada se guardaban todos, y nos los regalaban a los amigos por bolsas. De aquellas frutas ya no queda nada, casi ni el recuerdo. 

Nuestros hijos ya no los reconocerán y las nuevas generaciones ni oirán hablar de todas esas frutas con sus sabores auténticos que hemos ido perdiendo. 

Acabo de tomar unas cerezas y unos alberjes de “casi” verdad comprados en una frutería de barrio, traídos de algunos campos de proximidad. Es de lo poco que nos queda. Del auténtico tomate ya, casi nadie sabe lo que es, excepto que tengamos amigos que los sigan plantando.