Este plato de restaurante es un sencillo y simple plato de tomate de Barbastro, en su punto, bien de sal, con aceite de oliva virgen extra de Ayerbe y rociado con un picado muy fino de ajo y la parte verde o los tallos tiernos de unas zanahorias. Nada más que eso, así de simple, un buen producto y un poco de cariño en el plato. El precio… pues algo alto para lo que era, pero muy sabroso.
Tomate rojo de Barbastro con un toque verde
Este plato de restaurante es un sencillo y simple plato de tomate de Barbastro, en su punto, bien de sal, con aceite de oliva virgen extra de Ayerbe y rociado con un picado muy fino de ajo y la parte verde o los tallos tiernos de unas zanahorias. Nada más que eso, así de simple, un buen producto y un poco de cariño en el plato. El precio… pues algo alto para lo que era, pero muy sabroso.
Precios por asistir y beber en un Festival de Música 2024
Es Madrid, es un Festival de música a la que accedes con entrada, con un precio que va desde los 89 euros a los 189 euros según zona VIP o normal. Y los precios de las bebidas son los que figuran en el cartel que os dejo. Sale caro en el año 2024 ser joven con pretensiones de escuchar música en directo.
No me atrevo a poner ningún adjetivo más, que cada uno de vosotrxs veáis la realidad, y punto. Hay que decidir que pasarlo bien, sale caro. O no, depende de las posibilidades económicas.
Cómo hacer salsa mayonesa sin huevo. Método años 40 del siglo XX
Hoy en día por higiene en lugares públicos se intenta hacer la salsa mayonesa sin huevo, con huevina que es un producto industrial líquido de huevo pasteurizado.
Al terminar en España la Guerra Civil, en las grandes ciudades y en las miles y miles de familias pobres, era complicadísimo tener huevos.
Así que había que intentar sistemas casi artesanales para inventar en la cocina lo que se conocía de antes.
Y esta receta de salsa mayonesa sin huevo es un ejemplo.
Salsa mayonesa con patata cocida, con puré de patata en vez de yema de huevo o de huevo entero.
Una forma de salvar las circunstancias ante las cartillas de racionamiento.
Comida china de verdad, de CHINA
Hay muchas maneras de probar la cocina china de verdad, la auténtica. La más sencilla es mirar qué restaurantes chinos de verdad hay en tu ciudad e ir a comer a ellos. A poco que te dejes asesorar por los camareros acertarás con su comida y con tus gustos.
Pero ahora ya hay otro camino más osado, no mucho, que es comprar productos chinos de China, con comida preparada de diferentes modos y presentaciones.
En la imagen vemos un sobre para preparar un cocido chino que ellos utilizan para hacer unos callos de ternera, pero que perfectamente puedes utilizar —en un giro de productos— para hacer una sopa, un guiso de ternero o de pollo, o una olla de carne de cerdo.
En el sobre viene todo explicado perfectamente… en chino. Pero hoy los traductores de nuestros teléfonos hacen maravillas.
Y lo curioso es que todos los productos para el guiso vienen en bolsitas individuales y te explica el tiempo de cocción y el orden de añadir cada bolsita.
¿Qué contienen cada bolsa? No lo sabemos, aunque lo podríamos saber.
Lo mejor es dejarte llevar, observar si lleva muchas cayenas para quitar alguna y que no pique en exceso, y probar como quien juega a realizar platos de la comida china en tu casa de Zaragoza.
Cómo se cuecen y se cocinan las madejas aragonesas
Tienes que ser unas madejas de cordero tierno y compradas en un sitio de confianza, pues el éxito en gran medida depende de su limpieza a la hora de hacerlas. Son los intestinos delgados del cordero, del ternasco, enrollados (como una madeja de lana) sobre unos trozos de ajete y otros de grasa del animal. Pero normalmente es un producto muy cuidado y vendido con todas las garantías de limpieza.
Se compran crudas en los mercados y hay que hacerlas en casa con una receta sencilla pero que lleva un par de fáciles pasos y un poco de tiempo.
Se pone a cocer en una olla un litro de agua con sal (dos cucharadas de café por litro de agua) junto a unas verduras que tengas por casa. Algo de cebolla, un poco de pimiento verde, un diente de ajo partido, algo de puerro, apio, perejil, etc. Lo que tengas en la nevera junto a unos granos de pimienta negra y una hoja de laurel. Nada es imprescindible, excepto tal vez el ajo y la cebolla.
Cuando esté hirviendo este caldo corto, añade las madejas y la dejas entre 25 y 40 minutos cociendo si son de cordero y entre 20 y 30 minutos si son de ternasco lechal.
A partir de aquí hay dos maneras de continuar la receta.
Una es freírlas enteras en freidora a fuego fuerte y la otra es cortarlas en rodajas gruesas y terminar de hacerlas a la plancha o en una sartén con poco aceite y ajos laminados. En ambos casos deben quedar tostadas y crujientes por fuera.
Una vez fritas (en el caso de las enteras las cortas en rodajas gruesas una vez fritas) se rocían con una majada de aceite de oliva, perejil y ajo muy picado, para servir en el momento.
Menú de restaurante caro de principios siglo XX
Este es un clásico menú de restaurante de Madrid de principios del siglo XX. Como es lógico pensar al verlo, en poco más de un siglo la gastronomía ha cambiado brutalmente, sin que la palabra brutalidad suena a despectivo.
Vemos que para primero ofrecían una sopa de polla cebada, una sopa hecha con un caldo de gallina joven pero cebada para que tuviera más carne y luego convertida en sopa a base de algunos fideos. Seguramente deliciosa pero hoy en día parecería comida de carretera.
Para segundo les ofrecían una fuente de faisán guisado con verduras en salsa blanca. Un clásico también fricasé. Primer y en trozos no muy grandes se freía la carne de ave en su propia grasa con mantequilla y luego se guisaba con las verduras.
Para postre unos pastelitos pequeños tipo petissuis o petisus, tipo profiteroles rellenos de chocolate o crema.
Estamos hablando para aquellos años, de un menú de un cierto nivel aunque ahora nos parezca absurdo, pasado de moda, totalmente viejuno, lo que es verdad visto desde el punto de vista actual. Pero de aquellas calidades se levantó la cocina española copiando algo de la francesa.
Aperitivo infantil, barato y de colores
Yo entiendo que a muchas personas esto que comento no les parecerá importante. A mi sí. No me entra en la cabeza que en el siglo XXI se publicite el precio de lo que llaman con un cartel "Aperitivo infantil" y que sabemos bien todos qué es.
Los niños deben comer y alimentarse de otros productos. No voy a entrar aquí en señalar ninguno en concreto, aunque por mis cargos en Sanidad Aragón, en Salud Comunitaria, podría. Simplemente lo dejo aquí.
Creo que es un error que hay que evitar, pero sobre todos tenemos que ser los consumidores los que sepamos entender en donde están las equivocaciones.
Los niños deben estar más cuidados que tomando los productos que se anuncian aquí. Y somos los padres los responsables de no caer en la publicidad que solo busca vender. Hay muchas variables para niños si queremos darles aperitivos, que de entrada… yo no les daría ninguno.
Julio Puente.
Tajo Bajo, cuello y pierna de cordero. ¿Estamos tontos?
Durante décadas en España pero sobre todo en el Norte y en Aragón, los cortes de cordero más baratos (y en Aragón de ternasco, que son corderos lechales y más jóvenes que los corderos y de razas aragonesas) eran el llamado popularmente Tajo Bajo. No por ser la zona baja del animal en canal, que en un caso sí era así, sino por ser la carne de precio más bajo.
Se entendía el Tajo Bajo como la falda o la zona con hueso que está por debajo de las costillas, y la zona del cuello del animal. Unos tipos de cortes de carne con más hueso, con menos calidad, y que no se podían hacer ni fritas ni a la plancha. Eran carnes para hacer cocidas, guisadas, etc.
Cuando ibas al mercado y solicitaba Tajo Bajo de ternasco (pues en Aragón el cordero es una carne algo más barata y que indica ya una edad del animal superior y por ello un tamaño de la carne más grande) sabían, los que te escuchaban, que no tenías muchos posibles económicos, pero tenías que comer proteínas, carne. Esto hoy no es así.
No hace tanto se empezó a comprar mucho más el llamado Tajos Bajos, o la falda del cordero, pues alguien presentó en televisión para todo el mundo la opción de freírlo mucho con ajos —o sin ellos— y en poco aciete hasta casi churruscarlos, y el resultado como ya sabíamos en Aragón, era fabuloso.
El llamado cuello seguía siendo una carne de baja calidad y poca venta y de hecho muchas veces en algunos tiempos pasados no te vendían tajo bajo de falda sin que también llevara una parte del cuello. Había que comprar de ambos cortes.
Hoy (mayo 2024) en un Supermercado de color verde he encontrado estos precios que vemos arriba. Tremendo. ¿Estamos tontos? No son nuevos, simplemente es que han ido subiendo hasta unas cifras claramente absurdas.
La falda, la tira de bajos para hacer fritos o asados y que contienen mucho hueso y ternillas, y poca carne está ahora a 12 euros el kilo.
El cuello que es una carne de baja calidad y dura, también con bastante hueso y que solo sirve para hacer guisada con patatas estaba a 13 euros el kilo.
Y las chuletas de pierna, con mucho menos hueso, más apta para hacer a la plancha, rebozadas o fritas, estaba a 14 euros el kilo.
En absoluto la diferencia de precio tiene ningún sentido. Pero se vende. Y la compramos.
Personalmente no hace tanto tiempo yo compraba en El Corte Inglés tanto el tajo bajo como el cuello "de ternasco de Aragón" que es una calidad superior y un sabor muy suave en comparación al cordero según indica la fotografía, a una quinta parte de lo que lo venden ahora. Sí, cinco veces menos. Cuando la pierna de ternasco podía estar a poco más de la mitad del precio actual, sobre los 9 a 11 euros el kilo.
No hay que olvidarse que todavía hay dos presentaciones de carne de calidad superior. Las costillas de ternasco o de cordero solo, y la de pierna y costillas a medias y en el mismo paquete y a un precio inferior al servicio de solo costillas.
Y otro tipo de corte que se suele vender para asar que es la paletilla o las piernas delanteras del ternasco.
Admito el precio de las chuletas, todo sube y hay que joderse. Sin duda cada vez se venderá menos cordero y lo saben. pero lo que me parece una tomadura de pelo es el precio del tajo bajo y del cuello. Efectivamente, es el mercado, y si queremos lo compramos y si no lo queremos pues es tan sencillo como no comprarlo. Pero al menos debemos saber qué pagamos.
¿Qué son las galletas de la fortuna o galletas de la suerte?
Croissant hecho con agua de azahar, en Sevilla
Tempura de tomates cherry y de uva moscatel
Bellotas en la alimentación de Aragón
Aragón cuenta con zonas naturales importantes en donde es muy sencillo encontrar carrascales en sus somontanos, pero no son afamadas zonas como ecosistemas singulares aunque se trabajen en dehesas y propicien la alimentación de los cerdos turolenses.
Será porque los cerdos del tipo “Duroc”, de pata blanca, y por escasez de encinas suficientes, se hayan alimentado con pastura antes de con bellotas. El Jamón de Teruel es otro lujo de Aragón para aragoneses.
El árbol sagrado aragonés, el ciprés, no ha encontrado otro aprovechamiento que el forestal o micológico. Aunque no siempre fue así, ni oficiaron sus ramajes como nidos de muérdago de los que se encuentran en las almendreras de Alcalá de Moncayo que, cortados por un druida con túnica blanca, representaban para la cultura celta poseer el alma del roble o la carrasca.
Los frutos de encinas y carrascas, menos agradables al gusto que los de las nogueras de las huertas o castañas de los bosques atlánticos —que les disputaron como cultivo los montes— sí se llegaron a ingerir en tiempos de hambre. Con seguridad nos encontramos ante el primer árbol nutricio aragonés de los pueblos trashumantes.
Las bellotas se consumían soasadas y en forma de harina para galletas, pero no consumidas por las legiones romanas que se alimentaban de las de trigo duro. Dado que este pueblo latino de la cercana Italia no consideró noble sino la ingesta de dos alimentos silvestres: las setas y los espárragos.
Siendo marca de clase y reservados a los ciudadanos los alimentos citados, y no el resto de los dados por la tierra de forma natural, que consideraban para pobres y cabreros.
Se conoce que los pastores sí molían las bellotas asadas y preparaban nutricias sopas y gachas, eliminando el ácido sobrante con un buen chorro de miel.
En el mercado actual se ha vuelto a producir harina de bellota para la preparación de pastas que acompañen al venado y otras carnes de caza, presentarla horneada en forma de galleta o crear panes o tortas en forma de talo, a partir de su mezcla con espelta o maíz.
Cuestiones que el recetario extremeño está siendo pionero en incorporar y Aragón tiene pendientes, a este tipo de harina es a la que mejor le sienta la grasa de la panceta.
Para rematar, a la ingesta de bellotas como palabro técnico se la denomina “balanofagia”. El pueblo apache era muy aficionado a las tortitas de bellota, acompañadas de siropes de arce.
Luis Iribarren - Gastrónomo
Repostería de Rumanía. Buenos postres
De la gastronomía de Rumanía hay varias cosas que destacar, por ejemplo sus posibilidades de unir buenos embutidos y carnes mechadas ligeramente ahumadas con pescados tipo salmón, arenques o para mi desconocidos que también han pasado por el secado y el ahumado, excelentes todos para aperitivos, desayunos o entrantes.
Pero si algo me ha sorprendido más han sido sus reposterías y postres en donde mezclan muy bien los bizcochos a veces ligeramente borrachos con frutas, y sus reposterías suavemente dulces.
Hay una buena mezcla de productos distintos a los que tenemos en España, posiblemente por mezclas de las cocinas turcas, griegas, o incluso en algunos casos alemanas o rusas.
Son postres nada rudos, muy esponjosos, suaves pero potentes de sabor. A veces crujientes, en donde mezclan muy bien la repostería con frutas y con helados.
Fritura de pescado. Chipirones, calamares, anchoas o gambas
La fritura de pescado pequeño, es un plato muy andaluz, muy español para productos pequeños del mar que se sirven recién hechos para tomar con un buen vino fino, un manzanilla bien fresco o un blanco del Somontano.
A las gambas se les quita la cabeza (o no) según su tamaño y frescura. Si son pequeñas se deja la cabeza pues bien fritas están maravillosamente llenas de sabor.
Las anchoas se limpian de tripas nada más y de forma leve, pues no hay que limpiarlas mucho.
Los chipirones o calamares pequeños se limpian de tripas y de la zona del ojo y la boca, y sobre todo las patitas se emplean para esta técnica de fritura enharinada.
Los pescados una vez limpios y secos de agua, bien secos de humedad, se salan un poco más de lo normal y se pasan por harina de trigo, donde perderán parte de su sal.
En una freidora poner aceite de girasol (mejor sería de oliva que aguanta mejor la temperatura alta pero no vamos a abusar de gato) y cuando está el aceite muy caliente se añaden los pescados en más o menos un buen puñado.
No pasarse en cantidad de pescado pues el aceite bajará de temperatura de forma brusca y eso no es bueno.
Se dejan en la freidora hasta que estén dorados, crujientes, y se sacan entonces sobre un plato con papel de cocina para que absorba el aceite sobrante. Prueba una anchoa por si tienes que rectificar de sal.
Y a servir recién hechos en una tarde de conversación y de calma. No hay medida, si haces mil kilos, mil kilos nos comeremos.
O no tantos, ya iremos viendo, depende de cuánta cerveza tenemos.
Caracoles o escargot franceses en Bruselas
Qué comemos de verdad los españoles?
Ciorbă de perişoare o supa de galustre, con almóndigas de sémola
No hay que preocuparse tanto por lo que vemos como por el resultado final. Es una sopa de Rumanía que ellos llaman Ciorbă de perişoare o supa con almóndigas de sémola, también llamada supa de galuste.
Es un caldo de verduras y pollo (puede ser también de ternera) al que se le añaden al final de la cocción unas bolas o pelotas de sémola con huevo que se terminan de cocer en el caldo. Es un añadido que sustituiría a nuestros clásicos fideos o incluso al pan de ciertas sopas.
Si el caldo es sabroso y bien hecho, si las verduras están bien elegidas, el resultado final es muy interesante. Aunque la presentación no lo parezca a simple vista.
Bancos de Alimentos, para alimentar todas las vidas
Desgraciadamente tenemos que hacer constantes campañas de recogida de alimentos, de ayudas en alimentos o en metálico para los Bancos de Alimentos, con los que se ayudan a miles de personas en España.
Este anuncio es de estos días, pero he esperado a realizar la entrada a que se pasaran las fechas. No se trata aquí de hacer publicidad de ningún centro comercial en concreto, sino de hablar de las necesidades de ayuda a las que todos tenemos que colaborar con algo.
Un euros, un simple euro, puede ser mucho para ir construyendo ayudas. Es verdad que muchas veces hablamos de que deberían ser los impuestos los que sufragaran estas necesidades. Pero se nos olvida recordarnos a nosotros mismos que nadie quiere pagar impuestos, mucho menos admitir que suban los impuestos.
Da una ayuda a quien lo necesita no es realmente un impuesto, ni tampoco un diezmo tan arraigado en otras culturas. Es simplemente ser más humanos.
Si en los últimos años se ha optado por pedir dinero en vez de alimentos es por pura lógica. No podemos llenar de ciertos productos los Bancos de Alimentos, y no poder comprar otro tipo de alimentación en frescos por poner un ejemplo.
Y sobre todo no es posible tener exceso en ciertas fechas como Navidad y en cambio no poder ayudar en verano. Y de momento la única manera sencilla es recurriendo a las ayudas en dinero, aunque se sabe que son menos admitidas por las personas que colaboran.
Juguetes de alimentos para niños pequeños
Mantequillas, margaritas y mantecas. ¿Qué son?
Las mantecas compuestas son mezclas de mantequilla con otros productos hasta elaborar un nuevo producto que sirve para untar en el pan en aperitivos, desayunos, o para realzar sabores de algunos platos.
Debemos tener cuidado con lo que se compra pues la salud puede resentirse.
Entendemos que leerse las letras muy pequeñas de las composiciones es un problema pues no es muy pequeña por casualidad, pero debemos desconfiar de aquellos productos que no son capaces de decirnos en letras grandes qué son.
Precios en Rumanía. Botellas de licores en hoteles
Cuando viajamos fuera de nuestro país, sobre todo a unas distancias ya altas, uno de los componentes que cambian son el dinero, la moneda y los precios. Y en cambio a veces en otras ocasiones se imaginas unos precios y te encuentras con otros.
Estas botellitas pequeñas de Hotel, de licores, son de Rumanía. Es un país que estando en el año 2024 dentro de la Unión Europea no tiene la moneda única, el euro, pues la propia Europa no les ha permitido entrar por no cumplir determinados condicionantes.
Ellos utilizan su moneda que es el LEU y que equivale a 0,20 euros. Por cada 5 Lei (Leu en singular, Lei en plural, y a veces se ven como RON) te dan un euro.
Es muy sencilla la conversión. Los 35 Lei son 7 Euros. Una botellita de cava pequeña en una tienda de hotel son 8 euros. De vino son 9 euros.
Los precios en Rumanía son muy similares a España, en por ejemplo un Carrefour o un Lidl, que es un tipo de supermercado que existe mucho allí.
Por cierto, aceptan normalmente el euro para pagar en casi todos los sitios, pero el cambio te lo darán en su propia moneda. No utilizan monedas, aunque existen. De 20 y 50 céntimos de Leu al menos, pero su valor es tan bajo que en las tiendas no te devuelven cambios. Todo está redondeado y si te tienen que devolver céntimos de su moneda, no lo hacen. Los céntimos se llaman Bani.
Hoteles con cafetera de cápsulas como servicio añadido
Cada día es más habitual en los hoteles de 3 estrellas hacia arriba que te acompañen en la habitación con ciertos detalles, que evidentemente pagas con el precio. Y entre los más de agradecer y habituales está que tengas una máquina de café de cápsulas, con un servicio al día para dos personas, y que te acompañan en algunos casos con una infusión y un detalle de leche.
Hay personas que antes de irse a dormir se toman una infusión y tener la opción de poder disponer de agua caliente es un lujo añadido. E incluso en algunos casos, el café de las cinco de la tarde es otra casi necesidad.
Hay que tener cuidado con el agua de estas cafeteras aunque en muchos casos están vacías y te dejan al lado una botellita de agua mineral. Si no es así, hay que vigilar el agua, pues no sabemos los días que puede llevar en la jarra.
Un consomé perfecto y muy sabroso
Es normal entender que para un buen caldo o consomé es necesario disponer de unos buenos ingredientes. Digamos que para una cierta cantidad de agua de cocción hay que poner una cierta cantidad de carnes y verduras, o pescados y verduras, pues si no es así, todo sale flojo, deslavazado.
Lo entendemos todos, pero no siempre lo hacemos. Un caldo nos parece un plato pobre, y al que no hay que añadirle grandes carnes o pescados de calidad. Y claro, entonces lo que sale es un aguachirri con más o menos sabor.
Leía antes que para un caldo de seis personas se ponía un kilo de rabo de vaca, un kilo de falda de vaca, 1200 gramos de solomillo de vaca, 2 puerros, 2 tomates rojos, una rama de apio, 2 nabos, 2 zanahorias, 6 claras de huevo, 2 cebollas y una copa de brandy.
Con estos ingredientes es muy complicado que nos salga un caldo o consomé de carne regular.
Se empiezan utilizando seis litros de agua que se van dejando reducir hasta menos de dos litros de caldo a base de tiempo de cocción.
Lo de menos sería la técnica, si somos capaces de prensar o no las carnes una vez cocidas para sacarles todavía más jugo y sabor.
Con tantos ingredientes para seis personas, para un litro y medio de consomé, tiene que quedar muy sabroso por obligación. Y muy caro.
¿Estamos dispuestos a utilizar tanta cantidad de carnes y de tal precio, para hacer unos consomé que siempre los llamaríamos "Unos simples consomé?
Sopa o Caldo de Parida, de gallina o de pollo
Dicen las gentes de antaño que existe o existía un "Caldo de Parida" que es un caldo calentito y potente de sustancia pero no de sabor para que a las recién paridas les suba la leche. Veamos una receta bastante antigua.
Preparamos un caldo de gallina con una o dos carcasas de pollo aunque las gallinas tienen más sabor y son más complicadas de conseguir. Un trozo de gallina vieja iría maravillosamente. Con 20 minutos en olla rápida ya es suficiente. Sin nada más.
Colamos ese caldo, retiramos las carcasas de la gallina, y en ese caldo de nuevo, le añadimos un hueso de jamón con algo más de jamón picado para darle más contundencia, cuatro higaditos de pollo que habremos frito antes y que trocearemos al volver a poner al fuego, media cebolla cortada a rodajas, una ramita de apio, dos dientes de ajo y una copita de brandy o vino rancio. Es interesante poner también una cucharada al menos de aceite de oliva.
Todo esto lo pondremos con el caldo de la gallina, otros 20 minutos en la olla rápida tapada.
Abrimos la olla cuando ya esté fría y ponemos dentro un huevo a cocer otros 10 minutos pero ya sin tapar la olla. A veces a este caldo se le añadía un puñadito de arroz y entonces se dejaba cocer 20 minutos. Y los últimos, ya con el huevo cocido. Se pelaba este y se picaba muy fino.
El huevo duro se echaba al caldo si era con arroz y ya era una sopa; o se servía en un platito aparte si era solo caldo, para que la parturienta decidiera si quería añadirlo al tomarlo.
Para decidir si estaba en su punto de sal, de sabor incluso, las mujeres de la familia lo iban probando una detrás de otra y opinando. Más agua si querían menos sabor, más o menos sal, más tiempo de cocción si lo deseaban más concentrado. Esta función era imprescindible para el éxito de ese primer plato de caldo o sopa.
Las mujeres le llevaban la taza de caldo a la parturienta en la cama, a veces dos tazas mejor que una, y se encomendaban a San Librada que dicen es la patrona de las parturientas. Y a su vez rezaban todas las mujeres con la sopa en la mana una frase que ahora resulta casi humorística: "Santa Librada, Santa Librada, que la Salida haya sido tan dulce como la Entrada".
El "Cachu" o "Cacho" en Asturias. Beber vino comunal
Esto que vemos arriba es un cuenco para beber vino de forma comunal, pasando el cuenco de mano en mano en las tabernas. Se llama "Cachu" o "Cacho" y se sigue utilizando en Asturias, calculando que dicho tipo de vasijas tiene más de 2.000 años de antigüedad. Posiblemente tanto como el vino de bodegas familiares.
Están y estaban hechos de madera muy tratada, de boj o abedul, nogal, haya o castaño, y tenían (tienen) que ser muy finos sobre todo el el borde para casi no notar la presencia del cuenco o cachu en la boca.
Una vez realizada la pieza o vasija que llamamos cachu, se solía dejar entre los hollejos de la maceración de las uvas hasta convertirse en vino, para que así fueran cogiendo sabor y "madre" en la propia madera.
Ahora y casi solo para la venta, ya se tratan con aceites de linaza o de girasol, con sebo y/o cera, para dejarlos listos para su uso y que no se rajen o se piquen.
Pero los buenos e históricos solo pasaban por el vino, junto a sus fermentaciones, y cuando eso no era posible se llenaba de vino tinto una olla y se ponían a cocer durante una hora en su interior, con un resultado peor que el de dejarlos junto a una fermentación de uvas durante los días que esto dure.
Estos recipientes suelen tener una capacidad de medio litro más o menos, y se van tomando el vino entre los contertulios de la mesa o del fuego en el campo, mientras van hablando de sus cosas.
Comida en Alemania, excelente pero poca cantidad
A veces decimos que comemos una cantidad en exceso, y si somos sinceros es verdad. Y lo curioso es que la mayoría de la comida produce placer en sus primeros bocados, y luego va disminuyendo. Incuso produce placar antes de empezar a tomarla, simplemente viéndola, oliéndola.
Este plato es de un restaurante en Munich, un simple filete de pastel de carne, de los que se pueden comprar en España cortados en filetes gruesos en algunos buenos centros comerciales. Lleva como acompañamiento un poco de ensalada que en este caso es col fermentada con ralladura de zanahoria y una nuez encima. Un toque de una mermelada ligeramente amarga y unos gajos de naranja o mandarina.
El primer plato era un sopa de las que nosotros llamamos en España "aguachurri". No te sirven pan, excepto que lo pidas para demostrar que eres español o del sur de Europa.
Y no es necesario más, si acaso un yogurt de postre o una manzana pequeña. La mitad del disfrute están en saborear lentamente los primeros trozos, el resto solo sirve para engordar o ensuciar la salud.
Ser profesional barista es un oficio para disfrutar
Esto es mucho más que un café, que un simple café de bar, pues es un café servido con amor por un barista que ama su trabajo. No te sirven un café, te sirven una atención, un detalle, un poquito de arte en una taza.
Ser barista es una profesión de la que se puede disfrutar aunque atender al público siempre sea complicado. Pero se puede hacer bien, muy bien o incluso mejor. Este café retrata a la persona profesional que lo sirve.
Los pollos de verdad que ya no existen
Hubo un tiempo en el que los huevos eran huevos y los pollos eran pollos. Que es tanto como empezar a reconocer que ahora pues no sé, ya empezamos a terne dudas. A los huevos les hemos puesto peso, letras, sellos con indicaciones, pero les hemos restado sabor.
A los pollos les hemos añadido agua para que pesen más, les hemos quitado color y sabor, son todos iguales y nos los venden de mil formas cortados, yo creo que para que no sepamos que fueron pollos, no vayamos a sufrir.
En mis tiempos mozos los huevos del pueblo eran "otra cosa" y los pollos que no tenían nada que ver con las gallinas, eran duros y tersos y tenían un sabor hoy desaparecido, sobre todo si lo guisaban con tomate del de verdad.
Ya sé que todavía existen pollos de esos en algunos lugares, pocos y casi escondidos pues no rentan y se venden a lugares muy especiales. Esos otros que venden en los supermercados y que son más amarillos, son eso, más amarillos. Y para Navidad nos venden algunos que dicen que son de pueblo, pues es mentira, o lo que en cambio es cierto pues casi todos son de zonas rurales.
Este anuncio es de los años 50 y me acuerdo cuando en el barrio de Montemolín de Zaragoza, y también en Las Fuentes, había granjas que te vendían pollos de verdad, incluso vivos para que te los mataras tú… en tu casa. Entonces eso sucedía, éramos así de brutos.
Pero si los encargabas el día de antes te los vendían ya muertos y desplumados, aunque con la cabeza, el cuello y las patas terminando los muslos, eso sí.
Eran pollos o gallinas de verdad, no servían para pasarlos unos segundos en la plancha como hacemos ahora con las pechugas fileteadas. Aquellos pollos había que guisarlos con pimientos, a la cerveza, con aceitunas o con tomate. Eran pollos que se sabían de cazuela a la chilindrón. Y si los querías de kilo, solo de kilo, te miraban mal, como si fueran un tiquismiquis.
Lubina con alcachofas. La cebolla pochada en cerveza ayuda
Es un simple lomo de lubina (a la plancha o asada) servido sobre una cama de cebolla pochada en cerveza con hierbas de campo para realzar el sabor del pescado. Por encima le podemos poner unos golpes de alguna verdura tipo espinacas refritas con algo de queso y unos toques de algún fruto seco molido.
Pero lo que termina de darle color y sentido al plato es el acompañante. la alcachofa cocida. Solo el pescado quedaría soso, en cambio acompañado de "algo" que en este caso es media alcachofa pero podria ser un puerro, unas setas, unos espárragos, una mazorca de maíz, algo verde como unos tirabeques si es la temporada, sirven para darle vida al plato de pescado.
Este plato está servido en Teruel, en la Escuela de Hostelería.
Suspiros de Amantes de Teruel, postre o aperitivo
Hay pequeños postres o aperitivos que por ser muy locales no son conocidos fuera de su zona de influencia. Hoy vamos a comentar uno de Teruel que es delicioso y sencillo de hacer. Se llama "Suspiros de Amantes".
Es un pequeño pastelito semidulce, que se puede tomar como postre o como aperitivo, con un vino dulce, rancio, oporto o manzanilla. O un vino semidulce catalán o valenciano.
Este dulce tan conocido en Teruel son unas tartaletas de queso, muy sencillas de hacer, que se elabora con huevos, mantequilla, azúcar, quesitos o queso rallado tipo tronchón, y con hojaldre o masa quebrada de base, incluso se pueden usar también obleas de empanadillas que venden en paquetitos.
En una olla ponemos la mantequilla a derretir con la misma cantidad de azúcar. Una cucharada sopera de cada uno de estos dos ingredientes por cada huevo que añadimos a continuación junto a queso tipo El Casería (unas cinco pastillitas por huevo) más un sobre de levadura química para cada 3 huevos y ralladura de limón. Cuando esté todo bien disuelto y cuajada, se deja templar y se rellenas las tartaletas.
Una vez hecha la masa con los ingredientes anteriores se rellenan las bases de masa quebrada comprada y cortada en círculos o las obleas de empanadillas. Y se meten al horno unos 15 minutos calentado antes a 180 grados. O hasta que se doren por encima, y se le añade al final un toque de azúcar glass o molida.
Habitas tiernas pochadas con bacon y ajetes
Recuperar los sabores de siempre, muchas veces sencillos y fáciles, es una obligación en las cocinas que desean trabajar con calma, sobre todo productos de temporada y que realcen sabores de siempre.
Este es un plato de habitas no muy grandes y ligeramente cocidas antes, con una cebolla pochada que se refríe en aceite de oliva de calidad muy finamente picada, con unos ajetes cortados a trozos, y unos trozos pequeños cortados a tiras, de bacon algo ahumado o jamón serrano poco curado. También serviría un jamón cocido a tacos.
Puede llevar también unas judías verdes redondas, cocidas junto a las habas o un poco más de tiempos. Si los granos de haba son pequeños y sacados de su vaina, con escaldarlos un par de minutos ante de freírlos ya es suficiente. Incluso un solo minuto si los granos son pequeñitos. Luego se van a refreír.
El sabor se refuerza con el jamón o bacon y unos golpes de pimienta blanca y sal. Son sabores sutiles, sencillos, con verdura pochada en aceite de oliva virgen de sabor como los de aceituna picual o incluso arbequina.
Cata de bombones belgas y españoles para aprender
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