Crema fría de espárragos, almendras y huevo cocido


Siempre es tiempo de sopas frías, de cremas de verduras diferentes, frescas, naturales y algo originales. Hoy voy a comenta una crema de espárragos con almendras y huevo.

Vamos a cocer dos huevos durante sus clásicos 10 minutos y los pelamos cuando estén templados. En una batería de vaso, tipo batidora americana mejor, ponemos los dos huevos duros y añadimos un frasco entero de espárragos de conserva, incluido su caldo.

Un poco de sal, unos toques de pimienta negra, y una docena de almendras fritas o tostadas. Batimos todo muy bien hasta que se forme una crema. Y ya valdría para probar esta crema de espárragos fría, distinta y original.

Pero todavía si queremos la podemos tunear un poco. También le podemos añadir una docena de uvas sin pepitas y aquí dejo vuestra elección libre para que sean blancas o negras, muy dulces o solo dulces. Todo cambiará el sabor final. No es necesario pelarlas si la batidora es eficaz.

También se le puede poner un poquito de hierbas secas tipo orégano, menta, etc. A vuestro gusto. Si queda muy líquido se le puede poner también un poco de pan como hacemos con el gazpacho, mejor si es de semillas. 

Y si os queda muy espeso según vuestros gusto se le puede añadir un poco de agua. Y todo lo dejamos reposar un par de horas para que los sabores se asienten.

Y solo al final, al servir, es cuando le pondremos por encima una chorrada de aceite de oliva de calidad. 

Se sirve fría pero no de la nevera, más fresca que a temperatura ambiente, pero sacada de la nevera unos 15 minutos antes, para degustar toda esa mezcla de sabores en donde el espárrago debe apoderarse ligeramente, y notar levemente el sabor y la textura de la almendra que habrá quedado como molida.

Ajovín

Olivas de Aragón con cebolla de Fuentes de Ebro


Hay sabores que encajan muy bien y que se complementan, sobre todo cuando hablamos de productos muy sencillos, baratos y que siempre hemos tenido en las casas de antaño. 

Uno de los aperitivos más habituales en algunas zonas de Aragón son las aceitunas u olivas negras de Aragón, con cebolla. Mucho mejor si es cebolla que no pique. Todo a la de Fuentes de Ebro, o a la cebolla tierna.

Suelen ser olivas de la variedad empeltre que se ponen al menos un día con cebolla cortada en trozos pequeños. Las olivas ya maceradas y terminadas. El hecho de añadirle cebolla es para resaltar los sabores de ambos productos.

Si no quieres esperar un día entero, hay un pequeño truco y es cortar la cebolla en rodajas y meter al microondas entre medio minuto y un minuto según la cantidad de cebolla y a continuación cortarla en trozos pequeños, añadirla a las olivas y rociar con aceite de oliva, dejando todo un par de horas de unión.

Siempre el aceite de oliva se añade a esa unión de olivas y cebolla, se haga de forma rápida o para que se mezclen durante un día. No mucho aceite, solo unas chorradas, como cuando se hace una ensalada.

Al momento de servir se le puede añadir un tomate a trozos y con un poco de sal. O simplemente servir las olivas con la cebolla a modo de acompañante o de aperitivo, pero no junto a ningún plato sino como un acompañamiento suelto.

Si quieres un añadido o una variante a esta presentación, puedes darle un toque de pimentón dulce, o una mezcla de pimentón dulce y picante, para que macere el tiempo en el que se van mezclando los sabores.