Limonada purgante en polvo, Armisén. Cien años en el mercado


La Limonada purgante en polvos de marca Armisén es muy antigua, tanto que este anuncio tiene 100 años, es del verano de 1920 y publicado en Zaragoza. Anunciaba la limonada purgante como un medicamento de venta en farmacias. Premiada con medalla de oro en la Exposición de Alejandría se vendía a 0,30 céntimos la dosis o a 1,50 pesetas la caja con seis sobres. 

Creo que todavía se vende en la actualidad este producto, más para hacer gaseosas refrescantes o para bollería como gasificante o sustitutivo de la levadura. Pero hace 100 años ya existía como purgante y más económico que los bolados.

Ensaladilla Mercadona totalmente diferente y sencilla de hacer

Muchos de nosotros conocemos las numerosas ensaladas y ensaladillas que vende Mercadona de marca Hacendado, ya preparadas para tomar sin hacer nada más que abrir el paquete. Esta Ensaladilla de Cangrejo es una de ellas, pero además de este tipo tenemos también las ensaladas de verduras envasadas y terminadas. 

Pero lo cierto es que al final, si repetimos de todas ellas, pueden llegar a cansar los mismos sabores de las ensaladillas. Así que se necesita tener algunos pequeños trucos sencillos para mejorar estas ensaladas.

El más sencillo de todos sería el aderezo añadido. Unos golpes de pimienta recién molida, un poco de un buen aceite de oliva virgen extra, un toque de tomate picante y revolver, unos golpes de pimentón ahumado, etc.

Pero también hay otras maneras muy sencillas. Por ejemplo a esta Ensaladilla de Cangrejo le he añadido una manzana algo ácida picada en trozos similares al resto de ingredientes. Podría también añadir una latita de maíz cocido, o unos guisantes cocidos en conserva, o unos trozos de piña, o unas gambas pequeñas de las congeladas tras pasar un minutos por el microondas con unas gotas de aceite, o medias uvas sin pepitas, o unos trozos de frutos secos o incluso un tomate pelado cortado en trozos pequeños.

Estamos convirtiendo una ensaladilla lista para comer en decenas de posibilidades diferentes con ligeros añadidos y cambios en casa, muy sencillos y fáciles. Y de esta manera podremos sorprender como si en realidad fuera una ensaladilla preparada toda ella por nosotros.

Si a la hora de presentar ponemos unas hojas de lechugas hojas de roble o de canónigos en un lateral y junto a ellas un par de cucharadas de la ensaladilla, entrará más por la vista.

Tofu encebollado y a la plancha, con salsas orientales

Todos ya conocemos lo que es el tofu, una proteína de soja, vegetal y que a veces enmarcamos claramente con la cocina vegana aunque tiene muchas posibilidades en la cocina. Es cierto que es la proteína má sencilla pero no la única para las personas veganas, pero sus posibilidades son tantas como sus presentaciones.

El tofu es un producto muy común en algunas cocinas orientales y en los últimos tiempos también ha entrada con fuerza en las salas de la cocina mediterránea por diversos motivos.

El tufu no tiene mucho sabor (o casi ninguno) lo que nos obliga a tener que cocinarlo añadiendo precisamente esos sabores, pero a cambio tiene la gran ventaja de que absorbe esos sabores, no los enmascara e incluso los potencia. Así que nos encontramos con un producto que nos permite jugar mucho con sus posibilidades.

Este tofu que vemos arriba es un sencillo tofu encebollado. Hemos cortado la pieza de tofu en bloques pequeños y en una sartén fuerte de calor lo hemos casi tostado por fuera, para endurecer su parte externa. Antes lo hemos escurrido bien de agua sobrante y lo hemos secado con papel de cocina.

Una vez pasado por la sartén hemos puesto a pochar abundante cebolla (con o sin ajo) y algunas especias que dejamos a gusto del comensal o del cocinero. 

Desde curry a sal ahumada, desde guindilla picante a tomillo, desde pimentón ahumado a nuez moscada, etc. En el caso que vemos arriba lleva la cebolla para su pochado medio vaso de agua, y una cucharada pequeña de salsa de soja, y la misma cantidad de salsa de ostras y de teriyaki. 

Cuando la cebolla esté a medio pochar pondremos los trozos de tofu encima y dejaremos todo el conjunto unos 10 minutos a fuego suave para que coja sabor el tofu y todo se impregne de la mezcla de sabores. Y a servir.

Ensalada de judías rojas con limón y aguacate

En tiempos de ensaladas no debemos dejar de comer legumbres, así que debemos unir ambas propuestas y nos sale una clásica y gustosa ensalada de judías rojas con una forma de realizar muy rápida y sencilla. Como judías rojas cocidas nos sirve perfectamente un frasco de judías rojas ya cocidas de antemano que escurriremos muy bien pero que no lavaremos y así nos evitamos el trabajo de hacerlas, incluidas las horas del remojo y dar con su punto sin que se deshagan.

A partir de ese punto todo lo demás es muy sencillo. Tomate, cebolla morada, un aguacate, una lata de maíz cocido, algo de pimiento verde y una salsa. Todo cortado del tamaño más o menos de las propias judís rojas.

Para terminar el plato a la hora de servirlos con unos golpes de cilantro o de perejil, pues el cilantro no a todos los comensales les gusta.

Como salsa recomiendo una vinagreta pero con un cambio. No hemos utilizado vinagre sino el zumo de un limón o una lima, y además junto al cilantro o perejil, en el momento de servir hemos puesto por encima parte de la cáscara del limón o lima, rayada para reforzar un poco los sabores ácidos.

Aceitunas enriquecidas. Mejoremos los sabores de las conservas

Una simple lata de aceitunas rellenas de anchoas —las más sencillas de encontrar, pues ahora ya hay aceitunas rellenas de pimientos o picantes o de multitud de posibilidades si te compras olivas tipo gordal sin hueso y las rellenas tú mismo— puedes lograr un plato distinto para entrante de una comida familiar.

Cortas fina una cebolla morada y la metes un minuto al microondas con unos chorritos de aceite de oliva o del propio caldo de las aceitunas, para que la cebolla quede ligeramente pochada y pierda su sabor fuerte.

En un bote mezclamos aceite de oliva virgen extra con el posible caldo que haya soltada la cebolla, un poquito del caldo de las olivas y una cucharada de por ejemplo huevas de pescado o hígado de bacalao ahumado, o incluso el caldo de unos mejillones en conserva en escabeche. Todo bien mezclado lo ponemos por encima de las olivas y la cebolla y lo dejamos como media hora macerando todo antes de servirlo sin el caldo.

Una manera sencilla de convertir unas aceitunas rellenas de las que toma todo el mundo, en "otras" aceitunas rellenas de lo más enriquecidas.

Si eres de los osados, unos toques de wasabi o de otro tipo de picante en la salsa del aliño, le encaja perfectamente.

Técnica para desalar el bacalao seco de forma sencilla

Siempre tenemos dudas de la mejor manera para desalar el bacalao seco, y es que eso depende sobre todo del grosor de las piezas. Pero vamos a dar unos consejos básicos. Siempre que sea bacalao de verdad, que a veces y a precios más baratos nos pueden vender piezas de pescado que no son propiamente bacalao, nos sirven estas normas para desalar bacalao.

Lo primero que debemos hacer es cortar el bacalao al tamaño de las piezas que luego vayamos a cocinar. Es mejor que sean trozos generosos, mas o menos del tamaño de los cuatro dedos de una mano estirada como mínimo, excepto que tengas una mano muy grande. Ya sabemos que los trozos cuando más gruesos mas caros, pero también que son mucho mejores de sabor y textura. Aquí la elección depende del bolsillo. Si hay duda, lo trozos de bacalao más gruesos son mucho mejores.

Lavamos los trozos de bacalao depara quitarles la sal sobrante por fuera, para que no contenga sal suelta. Y a continuación metemos los trozos de bacalao en agua fría en un bol que lo cubra y sobre agua. El doble de agua que pescado.

Si es verano y en la cocina tenemos calor debemos tener el bacalao en el frigorífico, si no es verano y la temperatura ambiente no supera los 21 grados puede estar fuera del frigorífico.

Tendremos el bacalao dentro del agua entre 24 y 48 horas según el grosor del bacalao. Las 24 horas son para trozos muy finos y las 48 horas para trozos de bacalao gruesos. Y hay que cambiar el agua entre 4 y 6 veces si queremos un pescado sabroso, y hasta 8 veces si lo queremos muy justo de sal y en el caso de que el trozo sea muy grueso. Siempre agua fría. Si el agua se calentara por el ambiente de la cocina, los tiempos se acortarían y el bacalao incluso se podría abrir en lascas y eso es negativo.

Pasado ese tiempo se escurre y seca y se limpia de espinas dentro de lo que se vea fácil. O totalmente si los comensales son delicados. A veces quitar todas las espinas supone romper un poco la pieza de pescado y no siempre es recomendable. 

Así de sencillo es desalar bacalao seco, y con estas normas siempre te quedará perfecto para luego cocinarlo a tu gusto.


Son tiempos de ensaladas y de imaginación

Son tiempos de ensaladas y nadie nos obliga a no practicar el noble arte de la mezcla, del cambio, de llamar la atención. Por ejemplo, unos cogollos se pueden servir cortados o simplemente deshojados. Estas hojas de lechuga son de mis macetas y están servidas recién cortadas con la fresca de la noche y servidas enteras. 

Se puede jugar con las ensaladas a poner salmón ahumado, frutos secos, alguna salsa que nos guste o al contrario servirlas sin salsa encima y poner varias salsas aparte, para que cada comensal se las termine de aliñar sobre la mesa. Eso sí, siempre hay que servirlas ya con su sal y su aceite de oliva virgen extra de calidad. El aceite es media vida a una ensalada.

Si a las hojas pequeñas pero enteras de lechuga les ponemos unas gotas encima de salsa de queso, mejor si es azul, se pueden tomar como si fuera un aperitivo sin cortar, dobladas en el momento de tomarlas. Pero con un poco de pepino o un espárrago en conserva en su interior están también deliciosas, como si fuera un mino bocadillo donde la lechuga hace de pan.

¿Qué vino compramos que no sea muy caro?

A los que nos gusta acompañar las comidas de un buen vino pero no queremos pagar lo imposible tenemos casi siempre un problema. Es complicado acertar si nos salimos de los vinos conocidos. Por menos de cinco euros nos podemos encontrar excelentes vinos blancos, rosados o tintos, pero también por esos cinco euros nos podemos encontrar auténticas engañifas. ¿Cómo actuamos?

Personalmente tomo (siempre que puedo) vinos ya conocidos por mi. Generalmente y por mis gustos, rosados o blancos. Huyo de vinos que no tengan una Denominación de Origen, aunque ya sé que esto tampoco es una garantía. Y sin duda intento no comprar vinos que no vengan de bodegas conocidas. Y me marco un tope económico que casi siempre respeto. Pero el vino es también jugar.

Tengo un par o tres de rosados fijos, y media docena de blancos que sé seguros y a mi gusto. Y a su vez otra media docena de cavas y algunos vinos andaluces ya conocidos. Generalmente compro vinos de Borja o Somontano, Calatayud o Cataluña, algo de Rioja, Galicia y Ribera del Duero (mejor de Aranda o San Esteban) y NADA de algunas zonas que no quiero decir.

Pero sé que me estaría perdiendo mucho sabor y juego con el vino si no arriesgara. Hay vinos argentinos maravillosos, algún sudafricano que con suerte te puede sorprender, incluso hay Jumillas que bien cuidados están maravillosos junto a otros hermanos infumables para mis gustos. Tenemos alemanes de uvas diferentes, o gallegos ideales para el marisco. Y a veces las informaciones de los periódicos o internet sobre análisis de vino, ayudan y mucho a buscar vinos distintos.

A su vez tenemos vinos embotellados con marcas blancas de supermercados, que a veces te sorprender por el precio y su calidad. Algunos de las marcas blancas de Alcampo o Lidl son un acierto de precio y calidad. 

Pero no todos y hay está el riesgo y el juego. Es importante la información del tipo de uva y de la zona en estos vinos de marca blanca. Y recordar que un blanco o un rosado (casi) nunca hay que comprarlo fuera de la añada más cercana al momento de servirlo. Y que para jugar con vinos, lo mejor es hacer catas al menos entre dos tipos de vinos parecidos pero de lugares distintos. 

Las ensaladas con proteínas y frutos secos son para todo el año

Las ensaladas, que son para todo el año pero más para el verano, son platos muy sencillos y que siempre entran por los ojos. Sanos y sencillos de realizar. ¿Por qué no utilizamos mas las ensaladas en nuestra mesa como platos principales? Estamos comiendo verdura, frutas y proteínas en un plato único.

Unas hojas de cogollos con unas láminas muy finas de pepino. Unos cortes en carpaccio de tomate maduro y un aguacate a finas láminas, algo más de hierba (perdón por la palabra, pero hay maravillosas opciones) y unas vinagretas. Media cebolla tierna metida al microondas un minuto —cuando estaba entera— para ponerla en su dureza suave, y por encima unos trozos de pollo asado desmigado del que ha sobrado el día anterior.

¿Qué falta? Pues sin duda algo de sal, aceite de oliva virgen extra y una salsa que aglutine todo. Puede ser unas gotas de salsa de yogurt, de mostaza, de mayonesa, de tomate picante o una vinagreta con alcaparras. Y si apetece pues unos frutos secos por encima pueden complementar el plato único de una cena o incluso de una comida. 

Arroz meloso con longaniza y queso azul

El otro día hice un arroz meloso con longaniza picada muy fina y queso azul, lo que parece un plato o una receta de lo más curiosa. Si a ese arroz meloso le añadimos para darle originalidad un puré muy clarito de calabacín como líquido para cocer el arroz, la cosa parece complicarse solo un poquito. Dicen que es mejor calabaza naranja, pero yo elegí calabacín casi con toda la piel verde.

En realidad los arroces se basan todo ellos en un refrito, un caldo que es lo que aporta la humedad y unos sabores e ingredientes "extra" que son los que le añaden personalidad.

Se refríe unos dientes de ajos muy picados junto al arroz y a la vez que la longaniza bien picada, y cuando todo está en su punto —el arroz queriendo cambiar de color y la carne ya hecha— se le añade un vaso pequeño de vino blanco para que empiece el juego de los sabores con un líquido.

A continuación se le va añadiendo el puré de cebolla y calabacín bastante caldosa que habremos hecho antes cociendo unos 20 minutos las dos verduras, para darle textura y melosidad al arroz y que se vaya cociendo. 

Cuando falten cinco minutos —es decir cuando lleve unos 12 minutos en total de cocción el arroz— le ponemos por encima unos trozos de queso azul. Y aquí puede elegir el que más te guste. Desde un gorgonzola a un cabrales o a un francés o alemán. Se fundirá con el arroz.

Dejar terminar y reposar todo el plato que debe quedar meloso, no debe ser seco como la paella y a servir con un buen vino a gusto del cocinero. Desde un tinto del año a un rosado con algo de bodega o un blanco con sabor.