Comida en Alemania, excelente pero poca cantidad


A veces decimos que comemos una cantidad en exceso, y si somos sinceros es verdad. Y lo curioso es que la mayoría de la comida produce placer en sus primeros bocados, y luego va disminuyendo. Incuso produce placar antes de empezar a tomarla, simplemente viéndola, oliéndola.

Este plato es de un restaurante en Munich, un simple filete de pastel de carne, de los que se pueden comprar en España cortados en filetes gruesos en algunos buenos centros comerciales. Lleva como acompañamiento un poco de ensalada que en este caso es col fermentada con ralladura de zanahoria y una nuez encima. Un toque de una mermelada ligeramente amarga y unos gajos de naranja o mandarina. 

El primer plato era un sopa de las que nosotros llamamos en España "aguachurri". No te sirven pan, excepto que lo pidas para demostrar que eres español o del sur de Europa. 

Y no es necesario más, si acaso un yogurt de postre o una manzana pequeña. La mitad del disfrute están en saborear lentamente los primeros trozos, el resto solo sirve para engordar o ensuciar la salud.

Ser profesional barista es un oficio para disfrutar


Esto es mucho más que un café, que un simple café de bar, pues es un café servido con amor por un barista que ama su trabajo. No te sirven un café, te sirven una atención, un detalle, un poquito de arte en una taza. 

Ser barista es una profesión de la que se puede disfrutar aunque atender al público siempre sea complicado. Pero se puede hacer bien, muy bien o incluso mejor. Este café retrata a la persona profesional que lo sirve.


Los pollos de verdad que ya no existen


Hubo un tiempo en el que los huevos eran huevos y los pollos eran pollos. Que es tanto como empezar a reconocer que ahora pues no sé, ya empezamos a terne dudas. A los huevos les hemos puesto peso, letras, sellos con indicaciones, pero les hemos restado sabor.

A los pollos les hemos añadido agua para que pesen más, les hemos quitado color y sabor, son todos iguales y nos los venden de mil formas cortados, yo creo que para que no sepamos que fueron pollos, no vayamos a sufrir.

En mis tiempos mozos los huevos del pueblo eran "otra cosa" y los pollos que no tenían nada que ver con las gallinas, eran duros y tersos y tenían un sabor hoy desaparecido, sobre todo si lo guisaban con tomate del de verdad. 

Ya sé que todavía existen pollos de esos en algunos lugares, pocos y casi escondidos pues no rentan y se venden a lugares muy especiales. Esos otros que venden en los supermercados y que son más amarillos, son eso, más amarillos. Y para Navidad nos venden algunos que dicen que son de pueblo, pues es mentira, o lo que en cambio es cierto pues casi todos son de zonas rurales.

Este anuncio es de los años 50 y me acuerdo cuando en el barrio de Montemolín de Zaragoza, y también en Las Fuentes, había granjas que te vendían pollos de verdad, incluso vivos para que te los mataras tú… en tu casa. Entonces eso sucedía, éramos así de brutos. 

Pero si los encargabas el día de antes te los vendían ya muertos y desplumados, aunque con la cabeza, el cuello y las patas terminando los muslos, eso sí. 

Eran pollos o gallinas de verdad, no servían para pasarlos unos segundos en la plancha como hacemos ahora con las pechugas fileteadas. Aquellos pollos había que guisarlos con pimientos, a la cerveza, con aceitunas o con tomate. Eran pollos que se sabían de cazuela a la chilindrón. Y si los querías de kilo, solo de kilo, te miraban mal, como si fueran un tiquismiquis. 

Lubina con alcachofas. La cebolla pochada en cerveza ayuda


Es un simple lomo de lubina (a la plancha o asada) servido sobre una cama de cebolla pochada en cerveza con hierbas de campo para realzar el sabor del pescado. Por encima le podemos poner unos golpes de alguna verdura tipo espinacas refritas con algo de queso y unos toques de algún fruto seco molido. 

Pero lo que termina de darle color y sentido al plato es el acompañante. la alcachofa cocida. Solo el pescado quedaría soso, en cambio acompañado de "algo" que en este caso es media alcachofa pero podria ser un puerro, unas setas, unos espárragos, una mazorca de maíz, algo verde como unos tirabeques si es la temporada, sirven para darle vida al plato de pescado.

Este plato está servido en Teruel, en la Escuela de Hostelería.

Suspiros de Amantes de Teruel, postre o aperitivo


Hay pequeños postres o aperitivos que por ser muy locales no son conocidos fuera de su zona de influencia. Hoy vamos a comentar uno de Teruel que es delicioso y sencillo de hacer. Se llama "Suspiros de Amantes".

Es un pequeño pastelito semidulce, que se puede tomar como postre o como aperitivo, con un vino dulce, rancio, oporto o manzanilla. O un vino semidulce catalán o valenciano.

Este dulce tan conocido en Teruel son unas tartaletas de queso, muy sencillas de hacer, que se elabora con huevos, mantequilla, azúcar, quesitos o queso rallado tipo tronchón, y con hojaldre o masa quebrada de base, incluso se pueden usar también obleas de empanadillas que venden en paquetitos.

En una olla ponemos la mantequilla a derretir con la misma cantidad de azúcar. Una cucharada sopera de cada uno de estos dos ingredientes por cada huevo que añadimos a continuación junto a queso tipo El Casería (unas cinco pastillitas por huevo) más un sobre de levadura química para cada 3 huevos y ralladura de limón. Cuando esté todo bien disuelto y cuajada, se deja templar y se rellenas las tartaletas.

Una vez hecha la masa con los ingredientes anteriores se rellenan las bases de masa quebrada comprada y cortada en círculos o las obleas de empanadillas. Y se meten al horno unos 15 minutos calentado antes a 180 grados. O hasta que se doren por encima, y se le añade al final un toque de azúcar glass o molida.

Habitas tiernas pochadas con bacon y ajetes


Recuperar los sabores de siempre, muchas veces sencillos y fáciles, es una obligación en las cocinas que desean trabajar con calma, sobre todo productos de temporada y que realcen sabores de siempre. 

Este es un plato de habitas no muy grandes y ligeramente cocidas antes, con una cebolla pochada que se refríe en aceite de oliva de calidad muy finamente picada, con unos ajetes cortados a trozos, y unos trozos pequeños cortados a tiras, de bacon algo ahumado o jamón serrano poco curado. También serviría un jamón cocido a tacos.

Puede llevar también unas judías verdes redondas, cocidas junto a las habas o un poco más de tiempos. Si los granos de haba son pequeños y sacados de su vaina, con escaldarlos un par de minutos ante de freírlos ya es suficiente. Incluso un solo minuto si los granos son pequeñitos. Luego se van a refreír.

El sabor se refuerza con el jamón o bacon y unos golpes de pimienta blanca y sal. Son sabores sutiles, sencillos,  con verdura pochada en aceite de oliva virgen de sabor como los de aceituna picual o incluso arbequina. 

Cata de bombones belgas y españoles para aprender

 Nadie duda de que los bombones belgas o franceses (sobre todo los primeros), si los hace una buena empresa que utilice manteca de cacao en su totalidad, sirven unos productos fabulosos. Complicados de imitar. 

Pero los bombones españoles son también exquisitos, más baratos al no emplear en su totalidad manteca de cacao en muchas presentaciones, y que logran sabores incluso más potentes. 

Todos los periodos son fuertes en el consumo de chocolate de calidad aunque los periodos navideños son de consumo desaforado en dulces, y por ello os planteo un reto. 

Comprar unos bombones belgas de marca reconocida (que en España los hay aunque no sea sencillo encontrarlos) y unos bombones a granel de una buena pastelería española. 

Y comprobar texturas, sabores, suavidad, presentación, dureza, rellenos, originalidad. 

Y de esta forma podréis decir con rotundidad qué tipo de bombones os gustan más. Una pequeña cata de bombones. 

Pero que sean de calidad en ambos casos para no jugar con ventaja unos sobre otros. Es un vicio algo caro, pero la ocasión la merece.

Tartar de salmón sobre guacamole


En la presentación está también gran parte del éxito del disfrute en la gastronomía. Este es un simple tartar de salmón sobre una base de guacamole casero. Una flor comestible y unas semillas completan la presentación, que parece llamar para degustarlo tranquilamente. 

No es necesario gran cantidad, no estamos hablando de platos para alimentarnos, sino para disfrutar, para degustar. Tienen que entrar por la vista, por el olfato, por el deseo de ser lentamente tomado como quien desenvuelve un cuadro, un paquete de regalo.

Arenque sobre bizcocho de aceitunas


Esta es una tapa de entrada a una buena comida, una manera de probar un buen vino maridado de forma correcta, por ejemplo un fino, una manzanilla, o incluso un suave moscatel o una copa de cava.

Sobre un bizcocho de aceitunas unos lomos de arenque curado, tipo alemán y un pimiento rojo asado y caramelizado con unos toques de cebollino para decorar. Salado, fresco, dulce suave, y un toque de aceite de oliva.