Tortillas o tortillitas de camarones o quisquillas

Este plato es muy común en Andalucía, tierra de maravillosos fritos y fritangas de pescado que están de maravilla. Tal vez la tortilla de camarones o quisquillas sea de las recetas que menos hacemos fuera de Andalucía, pensando que es complicada de realizar y por la dificultad de encontrar camarones del tamaño correcto que es siempre muy pequeño. Veamos la técnicas para comprobar que es muy sencilla.

Lo básico es tener buenos camarones o quisquillas que son  como gambitas muy pequeñas o como gambas pequeñas, depende del tipo de animal. Mejor lo más pequeñas posibles, pues nos las vamos a comer con cáscara y cabeza. Lo mejor es que sean gambitas muy pequeñas, menores a las que vemos en la imagen, pues las cáscaras empiezan a molestar en boca.

Se lavan bien los camarones, para quitarles la arena si la llevan y se reservan. Picamos muy fino (muy) media cebolla y 2 dientes de ajo junto a unas hojas de perejil. En un bol batimos bien 4 huevos y añadimos 2 cucharadas de harina de trigo y otras 2 cucharadas de harina de garbanzo. Hay zonas en las que cambian los huevos por 250 c.c. de agua muy fría. Mi preferencia iría más en la utilización de agua en vez de huevos e incluso en utilizar más harina de trigo que de garbanzos. Pon un poco de sal a la mezcla que debe quedar de espesa como un chocolate no muy espeso. Deja reposar la masa en la nevera unos 30 minutos.

En una sartén alta pon aceite de oliva a calentar fuerte y con una cuchara sopera cuando el aceite esté bien caliente vas poniendo una cucharada de la masa que se desparramará en la sartén hasta formar como tortillas redondas de la mita de un palmo de anchura. Si el aceite está bien caliente, es casi vuelta y vuelta, y poco más, para que salgan crujientes.

Se van poniendo sobre papel de cocina para que se absorba la grasa sobrante y a servir en el acto, pues tienen que tomarse recién hechas.