Una cantimplora natural con casi 3.000 años

En la tumba de Isis, en la ciudad de Vulci en Italia se encontró este huevo de avestruz vacío y tallado del año entre 700 y 600 antes de Cristo. Parecería un objeto tallado trabajado para la decoración de una estancia, pero su utilizada era muy otra. 

Como la cáscara de los huevos transpira y en este caso es dura por ser un huevo de avestruz, estos huevos vaciados y limpios se utilizaban —tras ser tallados— a modo de botijo o cantimplora, como recipientes para conservar dentro líquidos, posiblemente agua, que se refrigeraba ligeramente por la acción de transpirar al igual que sucede con el barro de los actuales botijos o tinajas de barro.

Su función era la de cantimplora con casi 3.000 años de antigüedad, pero sin duda una cantimplora para las personas importantes de aquella sociedad. Lleva unos agujeros en los laterales de los que presumiblemente iría alguna tira de cuero para llevar el huevo colgado del hombro o de algún lugar para que el propio movimiento ayudara a crear la bajada de temperatura.