Historia de las tapas españolas, pinchos, banderillas, montaditos

Dicen que el cocinero del Rey Alfonso X el Sabio fue el “inventor” de las tapas en la cocina española, o más bien de los aperitivos para saciar el hambre constante de su Rey a base de pequeños platos que le servía varias veces al día con un vaso de vino. 

Pero no es esa la única historia o leyenda que se cuenta sobre el nacimiento de la tapa, y de lo que podemos estar casi seguros es de que posiblemente se inició en el siglo XIII y también que fue en Andalucía, en los mesones de aquellas tierras que en los caminos de tierra servían pequeños tentempiés para aguantar las duras horas de caminos, y que se tapaban los vasos de vino con “algo” para evitar las moscas o el propio polvo de los caminos.

Aquellas tapas, tapaderas, pequeños platos, se convirtieron en una señal de identidad y hoy en unos pequeños platos con los que saborear muy diversas presentaciones permitiendo poder probar varias de ellas con una bebida, antes de comer o a media tarde.

Hay algunas constantes. Es recomendable tomar las tapas de pie, acompañadas de un vino y aquí España nos entrega muy diversas clases de vinos para poder elegir. Y luego saber distinguir entre lo que es una “tapa” con base tersa en pan que en teoría sirve para “tapar” y lo que sería una banderilla o pincho ensartada en palillo, un aperitivo en plato, un montadito, una mini ración, etc.

Todo parece lo mismo, pero todo tiene unas maneras distintas. Hoy por ejemplo el vino se ha ido sustituyendo por la cerveza, pero en Cataluña es normal tomarlas con cava o en el País Vasco o Asturias con sidra.