Salmón a la plancha con puré de calabaza


Hay platos y productos que son muy simples de hacer, que no hay que darles muchas vueltas, pero que tienen su punto de cocción como único elemento de cuidado. Este es el caso del salmón a la plancha.

En una sartén con unas gotas escasas de aceite de girasol para que no se apodere el aceite de oliva del sabor del pescado, se pone a calentar a fuego fuerte. Sin humear se pone el pescado por la parte de la piel en la sartén y se deja unos dos minutos, depende del gusto de los comensales y del grosor de la pieza. Que veamos que camba de color por un lateral, la carne del pescado hasta su mitad de grosor.

En ese momento se da la vuelta y se deja otros dos minutos, dejando todo tapado y ya sin fuego otro minutos u otros dos minutos según los gustos que se tenga sobre el punto de cocción del pescado. A mi me gusta justamente hecho, pero hay personas que les gusta mucho más hecho, y entonces los dos minutos de la parte sin piel deben ser tres o incluso cuatro. Si no es así, el centro del pescado saldrá algo crudo.

Para servir se pone junto a un puré, puede ser de calabaza como el de la imagen, de patata o zanahoria, de patata con algún añadido, etc. Y unos brotes o unas lechugas diversas tiernas por encima tipo rúcula, berros, canónigos, etc.

¿Y la sal al pescado? Yo prefiero ponérsela al trasladar al plato el pescado recién hecho. Cuando está mas caliente pero fuera ya del fuego. Otro prefieren ponerla al principio, al poner el pescado al fuego. 

Y sí, si vemos que el salmón está sacando de su interior una grasa blanca, es que ya está hecho. Casi demasiado hecho, pero insisto en que el punto del pescado es como el de la ternera, va por gustos.