Butifarra catalana a la brasa. ¡Guau!

Hay platos claramente locales que son auténticos éxitos allá donde se presenten. Las butifarras catalanas, hechas a la brasa son uno de esos platos sencillos, fáciles, muy sabrosos, baratos y que nunca fallan. 

En realidad una butifarra es una salchicha de carne, con especias más fuertes que las clásicas salchichas, con menos grasa pues se emplean carnes más magras, con más pimienta hasta dejarla muy ligeramente picada y a la que en su composición se le añada (o no) algún extra. 

Desde huevo a trufa, desde ajo y perejil a arroz, desde hígado a piñones o cebolla, desde setas a partes blandas de la cabeza del cerdo sin olvidar otras carnes como la perdiz o la liebre para darle fortaleza y más valor.

Similar a algunos embutidos que también se hacen en el sur de Francia, es un producto que parte de su éxito radica en la forma de su cocción, y a las brasas es sin duda casi la preferida por los que adoran la butifarra, con o sin judías blancas


Como no contiene mucha grasa, hay que saber hacerla en su punto justo, para que no se quede muy seca. 

Otra manera es cocerla bien y ella sola, para servirla luego salteada con unas judías, o bien dentro de ollas y cocidos típicos de Cataluña. O si están cocidas, servidas en frío como un embutido cortado a rodajas.

Aunque algunas butifarras o similares pueden llevar sangre y por ello ser negras, nunca hay que confundirlas con las morcillas, que son otros productos que tan solo se asemejan en el color. 


Sean estas de arroz o de carne, NO SON butifarras, pues en su composición entran otros ingredientes y otras parte del cerdo.