Chuletas de cordero o ternasco, empanado, rebozado


Los platos de cuando eras niño, los sabores de la infancia, se mantienen toda la vida. Son los platos de la madre, los platos familiares que han id llenando comidas, muchas veces si se han guardado en la memoria suelen ser platos de domingo, de reuniones de todos alrededor de una comida o cena.

Este que vemos en la imagen es uno de ellos. Es muy simple pero no es muy habitual. Son costillas de ternasco o de cordero lechal, empanadas, rebozadas con huevo y pan rallado y luego fritas en la sartén. Ahora ya en freidora, pues en los años de mis recuerdos no existían en las casas tantas herramientas como ahora para cocinar.

Era un plato de domingo, costillas y chuletas de pierna de ternasco, empanadas y con si acaso, patatas fritas. Pocas veces las he probado fuera de casa, y en algunas de ellas las han acompañado de pimientos verdes fritos y de incluso medio limón por si apetece poner unas gotas. 

Crujientes, recién hechas y bien calentitas. No hy más secreto.