Sopa de langostinos del siglo XIX

Con más de un siglo de edad os voy a relatar una receta sencilla de una sopa de langostinos de finales del siglo XIX, fácil de hacer y repetir aunque hayan pasado tantos años y tantas cocinas por la receta, que por cierto es francesa. Receta de grandes cocinas, todo hay que decirlo.

Vamos a necesitar al menos una docena de buenos langostinos gordos o dos docenas de langostinos pequeños. 

En una olla y con medio litro de vino tipo Rioja o Somontano, sea tinto o rancio o incluso un buen blanco tipo Albariño (depende de gustos finales, yo prefiero el blanco) vamos a añadir una zanahoria gruesa, una ramita de perejil, otra de tomillo, una hoja de laurel, una cebolla cortada, un poco de sal y una guindilla pequeña. Ponemos todo a cocer y cuando ya esté hirviendo añadiremos los langostinos enteros y con sus cabezas, a cocer todos unos 15 minutos.
Una vez cocidos, separamos los seis langostinos más grandes (u 8 si son pequeños) y los pelamos, tras ello cortamos en trozos pequeñas las colas y las reservamos.

En una sartén freímos unos dados de pan hasta que se doren. Añadimos el pan a un vaso batidor y lo trituramos junto a todos los demás langostinos con sus cáscaras y las cabezas de los que hemos pelado, más las cebollas y la zanahoria.

Toda esa pasta o puré la ponemos a cocer con el caldo reservado del cocimiento de los langostinos, más casi otro litro de agua. Y lo dejamos cocer otros 15 minutos, rectificando de sal si fuera necesario.

Pasamos por un colador muy fino o por una estameña todo el caldo final, y lo ponemos en una olla limpia donde le agregamos la carne de los langostinos reservados al principio y lo calentamos al momento de servir. Se le puede añadir un pequeño golpe de nata si el color no nos gusta del todo.