Debemos mejorar el turismo en España, para que no le afecte la crisis futura

Las posibilidades turísticas de España son casi infinitas y a veces mal promocionadas. Podemos ofrecer turismo de playa y sol para familias o para jubilados, turismo cultural o histórico, gastronómico o de aventura, verde o blanco, de desiertos o de islas, de montaña o de pesca y caza. Y así es además por habernos convertido en una gran potencia turística a nivel mundial que tal vez deba modificar algunas constantes, algunas maneras de trabajar y promocionar su forma de trabajar.

La calidad que se ofrece es alta, pero no siempre es así tal vez por intentar copar muchos niveles diferentes de turismo. Pero a veces mezclamos clientes y ofrecemos mala calidad a un tipo de cliente que no busca eso. 

Como muchas veces no complementamos con servicios añadidos el turismo más masificado, olvidándonos de que el turista además de buen sol y excelente playa limpia necesita entretenerse todas las horas del día, y a ser posible tener una pinceladas de la cultura de la zona.

Los hoteles españoles han mejorado (aunque no todos ni en todas las zonas por igual), dejando algo que desear algunos servicios de hostales en capitales de provincia; y bajando la guardia de la calidad y el servicio de buenos hoteles precisamente en fechas muy masificadas, cuando a más clientes tenemos que atender y más proclives a ser observados con ojos críticos somos.

Y falta promoción del turismo de invierno, de fuera de temporada, de zonas de España no precisamente masificadas en turismo pero con gran capacidad de ofrecer servicios diferentes que complementen los actuales. En resumidas cuentas, se debe reestudiar la oferta turística y nuestro potencial como industrial más repartida en el tiempo y en el territorio.

Lo curioso es que este texto lo escribí en el año 2011, cuando el turismo parecía un activo inamovible. Pero la vida es a veces incluso impertinente y nos mueve todo.