Serenidad, tranquilidad queridos cocineros

En los últimos días se amontonan las notas de prensa con frases salidas de pozal, con opiniones de gentes responsables que sin querer, complican las soluciones a unas salidad de tono.
La cocina es laboratorio, es un lugaar de mezclas, como lo es la paleta del pintor. Pero en la cocina nos comemos el cuadro.
Decir que la cocina es aceite y sal es simplificar e ir en contra incluso de la propia profesión de cocinero, porque también la pintura es aceite y polvos, y entre Goya y yo hay mucho camino por recorrer.
Un médico cuando nos receta una medicina lo hace tras pasar por su cerebro toda la experiencia y toda la información que tiene. Si solo fuera una persona que mete los datos en un ordenador y le sale un nombre de laboratorio, es posible que en algunos casos tendríamos el mismo resultado, pero no la misma responsabilidad ni parecida seguridad.
Comer es disfrutar, es elegir, es saber que entras en un lugar elegido en donde deben si es posible sorprenderte. Los huevos estrellados de Lucio han perdido gran parte de su "lujo" cuando se ha explicado su sencillez, pero curiosamente muy pocos los saben hacer igual de bien.
Tan lujo es una tortilla de patata bien hecha (y hay mil formas de hacerla bien y más de el doble de hacerla mal) como un plato del Bulli.
Negar al arte abstracto, al surrealismo, la capacidad de Arte, porque eso "lo hace un niño", es no saber mirar más allá que desde tu ombligo.
Serenidad, tranquilidad, silencio responsable, profesionalidad en cada palabra.